Elizabeth:
No dejaba de hablar de lo mismo, sabía que había sido un error el contarle lo de anoche, sin embargo, yo misma no podía con el peso de ello.
—¿Y que sentiste?
—¿Que sentí?—lo miro extrañada.
Sentir... Ella me había hecho sentir demasiado en ese momento, incluso al final al cerrar la puerta para irme y dejar que el aire me golpeara, incluso en ese instante, aún seguía sintiéndome ajena al exterior.
Porque ahora me sentía...¿Suya?
Que estupidez estaba pensando.
—Solo me sentí rara, confundida quizá.
—¿Tu, confundida?—se echa a reír—lo dudo, es imposible.
—¿Y por qué lo sería?—pongo mis manos en la cintura.
—Porque incluso tienes más definida tu sexualidad que yo, que se que soy más gay que cualquier gay.
—Que tonto, aún así—me siento en el sofá—estoy confundida, ella me hace sentir confundida. Ni siquiera sé porque me beso.
—Quizá fue porque necesita afecto, tal vez su esposo no le da y...
—¿En serio?—ruedo los ojos.
—¿Que? Tu eres seguramente mejor que su esposo.
No quería elevar mi ego, pero estaba segura de que tenía razón.
Yo podía ser mejor esposa para ella que ese idiota.
—No importa—me sacudo la cabeza para quitar tanta idea dentro de ella—Las dos somos distintas, no somos compatibles, ella es como el aceite, y yo soy el agua en esto. ¿Entiendes? Por naturaleza no se llevan.
—Como tú digas—se levanta del sofá—¿No irás a trabajar?
—No, se supone que me quedaría otro día con ellas, por eso la detective pidió dias libres para las dos—suspiro—pero considerando lo de ayer, creo que es bueno quedarme aquí, contigo.
—Yo iba a salir pero...
—¿Pero que?—pregunto con seriedad.
—No nada, me quedo contigo, de todas formas no tenía ganas de salir hoy.
—Claro—se vuelve a sentar en el sofá sin dejar de mirarme.
—¿Y si vamos de compras?
—¿Ahora?—miro el reloj de mi muñeca.
—Si claro—se levanta y avienta mi bolso sobre mi cabeza—anda, vámonos.
No digo nada, solo me levanto con una sonrisa sobre el rostro para los dos salir, subir al auto e ir directo al centro de New Jersey.
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Cartas A La Edad © | [Completa]
Teen FictionHabía dejado de enviarle cartas a la edad cuando dejó de existir, cuando deje de amarla, cuando ya no importó lo suficiente. Deje de escribir cuando mis manos dejaron de tener esa capacidad, cuando ya no respondió. Guarde sus cartas. Guarde cada rec...