Sira:
-Quiero el divorcio, Dean, no puedo estar un minuto más con alguien como tú.
-¿Alguien como yo?-se suelta a reír-Dios Sira, estás muy equivocada si crees que te daré el divorcio.
-Entonces voy a obligarte, o mejor aún-me acerco un poco aún con la pistola al frente-amenazar te como tú lo has hecho con ella.
-¿De que hablas?-pregunta como si no supiera de que hablo, o de que lo he oído todo.
-Elizabeth-la menciono y frunce el ceño aún con confusión.
-¿Ella que tiene que ver, Sira? ¿Por qué la metes en esto?
Otra vez vamos con las preguntas interminables de las cuales ya sabe la respuesta.
-¡Porque ella me importa!-tensa su mandíbula porque está comenzando a molestarse de verdad-¡Día, tarde y noche ella es la única que me importa!
Y nunca debí ocultarlo, porque Elizabeth no está para eso.
Nunca debió estar para vivir de mi mano entre las sombras.
-Y la amenazas te... Y eso es herirla, y herirla a ella es herirme a mi.
-¿Por qué debería importarme eso? ¿Ella que? ¡Tu respeto y lealtad me lo debes a mi!
-Te equivocas. Porque donde esté Elizabeth estará mi lealtad, al igual que yo y Roose.
-Es que de verdad la amas-se ríe.
-Tu ya has dejado de ser algo para nosotras- ignoro lo anterior.
-¡Soy tu esposo, así como soy el padre de Roose!
-Oh mejor callate, Dean.
-A mi no me calles-da unos pasos hacia mí levantando la mano para golpearme, cuando el disparo se oye en todo el lugar al apretar el gatillo.
-¡Voy a matarte, Sira!
-Y yo voy a matarte a ti si vuelves a amenazarla-Elizabeth me quita el arma para intercambiar la por la suya.
-¿Que paso aquí?-los dos policías que venían aparentemente detrás de Elizabeth y no vieron nada, preguntan al ver a Dean sobre el suelo chillando como un niño.
-Llévenlo al departamento-ella les ordena para mirarme-¿Estas bien?
-Si-veo como se llevan a Dean-voy a perder mi trabajo, a Roose.
-Ey-me levanta la mirada y toma mis manos que inconscientemente ya comenzaba a pellizcar-dispare yo, ¿de acuerdo? Fue defensa propia, no tienes porqué culparte de ello. Si soy sincera creí que eras de acero.
-Son cosas muy distintas, Elizabeth.
El dispararle a alguien que realmente no conoces y hace algo malo, o lo intenta, es muy distinto al dispararle al hombre que creías conocer, y con el cual tienes una hija.
-Lo se, lo siento-se disculpa.
-Lo siento, no debería haberte hablado así.
-No importa-para ella nunca lo hace.
-¿Donde donde está Roose?
-En el auto.
Al bajar y salir del hotel, corro hacia el auto y abro la puerta para tomar a Roose entre mis brazos y abrazarla con fuerza.
-¿Estas bien mi pequeña?
-Si, Lizzie me salvó- río sobre su cabeza al besarla.
-Oh cariño-Elizabeth nos mira, va a dar la vuelta cuando tomo su mano obligándola a quedarse-Lizzie siempre nos salva.
Ella sonríe y toma mi mano con un poco de fuerza.
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Cartas A La Edad © | [Completa]
Roman pour AdolescentsHabía dejado de enviarle cartas a la edad cuando dejó de existir, cuando deje de amarla, cuando ya no importó lo suficiente. Deje de escribir cuando mis manos dejaron de tener esa capacidad, cuando ya no respondió. Guarde sus cartas. Guarde cada rec...