Elizabeth:
Nunca había corrido a los brazos de mi madre de la forma en que lo hice anoche. Pero quizá era lo que faltaba.
-¿Segura que quieres hacer esto?-la miro por el espejo asintiendo.
No sabía ni porque preguntaba si ella ya sabía que siempre haría lo mismo cuando mi ánimo estuviera en el suelo.
Y aunque mi cabello no tenía la culpa, era lo único que podía cortar antes que...
-Oh Liz, ¿no habrá otra forma de sentirte mejor, en ves de cortar tu cabello?
-Vamos mamá, solo es un poco, después me arrepentiré y tú podrás decir "te lo dije"-porque siempre me lo dice.
-De acuerdo, pero ¿me contarás lo que sucedió?-suspiro y trato de no perder la poca cordura que me queda al revivir todo lo sucedido anoche.
Desde ese beso, hasta ese "si" frente a mi.
-Ella no me eligió-mi madre se detiene-Nunca lo hará.
-Oh Liz, quizá ella necesite tiempo.
-¿Eso crees?
-Claro que si, no todas las personas pueden dejar el miedo del que dirán, atrás.
Odiaba que mi madre siempre buscará comprender a la gente, incluso cuando lo incomprendido era más que notable.
-Aún así-murmuro-ella dijo que si.
-¿Y eso que?-me mira-Todos pueden decir que si, pero el fondo las demás personas saben que es un no.
-¿A que te refieres?
-A que tú deberías de saber que ella no quería decir eso, se supone que se aman y se conocen, ¿cómo es que estás dudando solo por un si que salió por la presión social de toda esa gente, mirándola a cada segundo?
De verdad odiaba la sabiduría de mi madre. Y al mismo tiempo, deseaba tener aunque sea un poco de ella.
-Ya me arrepentí-balbuceo.
-Te lo dije.
Me da las tijeras, besa mi mejilla y sale de la habitación para dejarme llorar a gusto por lo estúpida que fui. No sólo por cortarme el cabello, sino porque tenía razón.
¿Cómo es que estaba dudando de ella? O peor aún.
¿Cómo es que me fui de su lado? Quizá en el momento en que más me necesitaba.
-¡Mamá!-grito saliendo de la habitación-debo irme.
-¿Tan rápido? Hice leche con chocolate como cuando eras pequeña.
-Ah mamá- sonrió tomándole su rostro con mis dos manos-Tal vez tienes razón, y no porque ella no me elija ahora quiera decir que no me elegirá después, cuando ya no tenga miedo.
Porque en realidad da igual, mientras las dos sepamos que nos elegimos cuando estamos solo ella y yo.
-Esa es mi hija- me mira feliz-ahora espera un segundo.
Corre hacia la cocina para después volver con una lonchera pequeña y colgarla sobre mi hombro.
-Se feliz, Elizabeth, sin importar nada-me abraza-pero recuerda que si un camino no es el correcto o bueno para ti, debes alejarte y no volver a tomarlo, ¿de acuerdo?
-De acuerdo-le doy un beso en la mejilla y salgo para subir al auto e ir hacia ella.
Porque esto es así, y aunque puede haber más de tres oportunidades en la vida para ser feliz. Las primeras dos son las que siempre van a contar más.
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Cartas A La Edad © | [Completa]
Teen FictionHabía dejado de enviarle cartas a la edad cuando dejó de existir, cuando deje de amarla, cuando ya no importó lo suficiente. Deje de escribir cuando mis manos dejaron de tener esa capacidad, cuando ya no respondió. Guarde sus cartas. Guarde cada rec...