❮𝐏𝐑𝐎𝐃𝐈𝐆𝐈𝐎❯ 𝘾𝙝𝙚𝙨𝙝𝙞𝙧𝙚 ❦ •ᵗᵃᵉʰᵒᵒⁿˢᵉᵒⁿᵍ × ᵒᶜ•

|| Cap 11 ||

[Taehoon Seong]

[16 años de edad]

[¿Por que?]

Nuevamente me dirigía al hospital al que horas antes había traído a Dowoon.

Solo quería ver a Tay.

Quería ver con mis propios ojos lo que mi padre me había dicho por teléfono.
Al llegar logré distinguir al padre de Tay sentado en una de las sillas de la sala de espera del hospital, tapaba su rostro con sus manos, me acerque lentamente a él y me paré a unos centimetros lejos de el.

¿Que dirá el?

Fue mi culpa, ¿no es así?

¿Estará enojado conmigo?

Si tal vez hubiera dejado mi orgullo de lado y hubiera llegado el dojo, sea lo que sea que haya pasado quizás pudiera haber detenido lo que sucedio...

Si tan solo tal vez hubiera...

—No es tu culpa. —Sentí una mano en mi hombro. —No lo es. —Era mi padre quien me hablaba.

—Si yo hubiera llegado al dojo...

—Taehoon... Emily estaba con ella.

—¿Que? —Gire mi rostro rápidamente para ver a mi padre.

—La policía... La policía encontró el cuerpo de Tay y de Emily tirados en el piso afuera del dojo, al parecer fueron empujadas desde la ventana del tercer piso.

—P-pero...

—Eso no es todo, Taehoon. La persona que empujó por la ventana fue el hermano de Emily. Akira Yos-iuk fue mandando a una prisión en Japón por intento de asesinato... por segunda vez.

—¿Tay, como esta?

—Por suerte está estable... Aún no se sabe cuándo despertará, pero los médicos dicen que quizás pronto.

—... ¿Y Emily?

—Ella está despierta, pero aún encamada. Emily sigue viva gracias a Tay. En las cámaras de seguridad de los locales vecinos se ve como Tay cubre con su cuerpo a Emily y ella se posiciona abajo de ella para que el impacto no le sea tan fuerte. Si no fuera por qué Tay mantiene una dieta saludable y se mantiene en movimiento quizás y hubiera estado en momento crítico y quizás... No hubiera sobrevivido.

—Puedo... ¿Puedo pasar a verla?

—No es a mi a quien le debes de preguntar eso.

—El está...

—No. No, Taehoon. El no está enojado.

Asentí un poco inseguro y me acerque con cautela al padre de Tay, puse suavemente una de mis manos en su hombro y el volteo a verme, quien diría que un hombre tan serio podría llorar como un niño.
Me vio unos cuantos segundos aún con lágrimas en los ojos y luego se levantó, me miró y el puso una de sus manos en mi hombro.

—Niño. —Apretó mi hombro. —Ni se te ocurra echarte la culpa.

Una oleada de sentimientos recorrieron mis extremidades y la extraña sensación de calidez llegó a mi cuerpo. Una simple frase provocó en mi miles de reacciones.

—No podría... —Tome aire. —Tay me hubiera golpeado si lo hacía. —Reprimí una lágrima y mantuve mi semblante serio.

—Ella realmente lo hubiera echo y si lo haces, cuando despierte Tay, le diré que te golpeé. —Intentó sonreír. —Deberías pasar verla, a ella le encantaba estar contigo.