|| Cap 18 ||

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—Eras sumamente tierno de pequeño Tae —Lo mire. —No se que te pasó... —Reí mientras negaba.

Nos encontrábamos yendo hacia la última cafetería a la que había ido antes del accidente, quería ver si aún seguían allí Evel y la que parecía ser su abuela.

Taehoon había propuesto ir en su bicicleta ya que no queríamos caminar, así que ahí estábamos... yendo hacia la cafetería en la bicicleta de Taehoon, iba en la parte trasera sentada de lado mientras agarraba su abdomen, íbamos ni muy rápido ni muy lento, la velocidad era justa y relajante, mi cabello revoloteaba gracias al viento.

—Tu eras un maldito hobit y nadie te dice nada —Bufo. Golpee su brazo y reí.

Una vez que llegamos a aquella cafetería bajamos de la bicicleta y entramos, la campanilla de la entrada sonó y de por atrás del mostrados salió Evel. La reconocí al instante. No soy ese tipo de chica que se deja llevar por las vibras de las personas, pero Evel me transmitía una calma increíble. Su voz suave y sumamente empalagosa me gustaba.

—¡La chica de los ojos lindos! —Dijo al verme.

—Evel, ¿cierto? —Le sonreí.

—Así es, nunca regresaste. —Me miró con una mueca.

—Pasaron algunas cosas... —Rasque mi nuca. —Pero ten por seguro que mi chico y yo vendremos seguido. —Le sonreí mostrándole mis dientes.

—¡Oh! ¿Es tu pareja? —Dijo mientras nos dirigía a una mesa.

—¡Ah! ¡No! ¡No! ¡No! —Conteste rápidamente. Vaya, que mala elección de palabras las mías. —Es mi amigo.

—Un gusto, soy Evel. —Se presentó la castaña.

—Taehoon. —Dijo mirándola sin expresión alguna. Parece un brócoli.

—¡Yo nunca me presente! —Dije una vez que llegamos a nuestra mesa. Una mesa para dos pegada a el gran ventanal de la cafetería, se podía ver a la gente pasar y la luz del sol iluminar el sitio, las plantas le daban un aspecto acogedor. —Dime Tay.

—Perfecto, Tay. —Me sonrió Evel. —¿Que van a ordenar? —De su delantal sacó una pequeña libreta y un bolígrafo.

—Un pastel de fresa. —Murmure viendo la carta. —Y una malteada de chocolate. ¿Tu que vas a querer, Tae? —Levante mi vista para verlo a él, estaba concentrado viendo la carta.

—Una malteada de Vainilla está bien. —Dejó la carta de lado.

—En un momento les traigo su pedido. —Terminó de anotar. En cuanto levantó el bolígrafo de la libreta la campanilla de la entrada sonó.—¿Yohan? —Levante mi vista y la dirigí hacia la entrada, hacia donde Evel estaba viendo. Un chico bastante alto, no logré ver bien su rostro ya que tenía el pelo cubriendo el mismo. —Y-ya mismo les traigo su orden. —Se dio media vuelta y caminó hacia aquel chico que recién había entrado. Al parecer se conocen. El chico no se había movido de la entrada hasta que había llegado Evel a su lado.

—Está es el último lugar al que vine después aquel accidente. —Recordé. —La comida es deliciosa, te vas gustar. —Le guiñe un ojo a Taehoon.

—Después de aquí iremos al Arcade, ¿verdad? —Me miró entrecerrando sus ojos.

—Que si, pesado. —Rodé los ojos. —Y dime Tae... ¿Aún sigues siendo el mejor en el Taekwondo?

—¿Dudas de mi? —Encaró una ceja.

—Si, un poco. —Reí. Por supuesto que no, se que Taehoon ya súpera el nivel de su padre, nunca dudaría de él. Quizás un poco por que es bastante impulsivo, pero la técnica la tiene.

❮𝐏𝐑𝐎𝐃𝐈𝐆𝐈𝐎❯              𝘾𝙝𝙚𝙨𝙝𝙞𝙧𝙚 ❦ •ᵗᵃᵉʰᵒᵒⁿˢᵉᵒⁿᵍ × ᵒᶜ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora