|| Cap 5 ||

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[2do de secundaria]
[Tay Hing]
[13 años de edad]

Deje esas últimas palabras al aire.

Parece ser que es nueva en la escuela, la dinámica de mis compañeros con mi trato hacia mi siempre había sido la misma, no importaba el grado, el trato siempre iba a ser el mismo y ella no parecía tener indicios de algún malo trato hacia mi.

Me ví una vez más al espejo antes de salir del baño y dirigirme a mi salón.





La campana que anunciaba la salida de la escuela retumbó por toda las paredes de todas las aulas del instituto, haciendo que la mayoría de los alumnos empezarán a guardar sus cosas en su mochila. Por mi parte me quedé unos minutos viendo hacía la ventana, cerré mis ojos intentando descansar la vista unos minutos en busca de tranquilidad.

—Ey. —Escuche, abrí mis ojos lentamente y dirigí mi mirada al lugar donde provenía aquella voz. —Tay, ¿No es así? —Y ahí estaba ella, la castaña de ojos azules. Emily.

—Hola. —Le dije al verla.

—¿Que haces todavía aquí? Ya se fueron todos.

—Oh... —Es cierto, ya se habían todos, en el salón solo habitaba la misma soledad de siempre. —Ya me iba a ir. —Mentí. Tenía planeado quedarme un rato más disfrutando el silencio del aula, pero creo que no lo iba a lograr.

—Claro... Bueno, adiós. —Dio medio vuelta y salió del salón.

—Dios... —Suspire. Me levanté de mi asiento y empecé a guardar mis cosas en mi mochila. Saque mis audífonos de mi mochila y me los puse, deje que la música llenará mis oídos y tome mi mochila.

Caminaba a la salida del instituto una voz me hizo detenerme.

—Tay Hing. —Se escucho. Mi piel se erizo al segundo y mi respiración se detuvo por un tiempo indefinido hasta que en mi mente retumbaron sus palabras nuevamente. —Si me ignoras te irá peor. —Mis ojo se abrieron de par en par, pero tan rápido como recupere la compostura me gire a verlo.

—Akira. —Le mire.

—Han pasado unos días, ¿no es así? Tay. —Se acercó a mi y yo no retrocedí, no tenía intenciones de hacerlo.

—¿Que tal tu suspención? Akira. —Le sonreí con cinismo.

—Eres una maldita perra. —Gruño.

—No te confundas. —Fruncí las cejas. —¿Que? ¿Te regañaron en casa por tu estupidez? No es humano lo que te pasa, lo sabes, ¿No es así? —Le encare.

—Lo que me pase o no me pase, no es tu maldito problema.

—Casi matas a mi mascota, idiota.

—Aun así, no lo hice, siguen siendo mis asuntos así que deja de meterte en mi vida, maldita rara. —Me agarro del cuello de la camisa.

—Entonces deja de meterte con lo que me rodea. —Apreté los dientes.
Escuche un gruñido de su parte y seguido de ellos en leve empujón. Por fin había soltado mi ropa, se dió media vuelta yéndose de ahí.

—A parte de rara, eres una maldita molestia. —Fue lo último que escuché hasta perderlo de vista.
Akira, ese maldito había pateado a mi perro hasta dejarlo sin poder caminar, tuve que llevarlo a un veterinario con urgencia por qué parecía que pronto iba a ceder el paso al cielo. Agonizaba y chillaba de una manera desgarradora. Akira fue el imbécil que le había hecho daño, según su parte de la historia, mi mascota le había intentado morder y como defensa el lo pateó. Completamente estúpido ya que mi perro ya era bastante viejo y los colmillos le faltaban, siempre ha sido un perro dócil, así que era imposible que se le hubiera tirado encima a Akira. Es un grandísimo imbécil.

❮𝐏𝐑𝐎𝐃𝐈𝐆𝐈𝐎❯              𝘾𝙝𝙚𝙨𝙝𝙞𝙧𝙚 ❦ •ᵗᵃᵉʰᵒᵒⁿˢᵉᵒⁿᵍ × ᵒᶜ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora