Inolvidable

IX

Apenas era Lunes y durante varios días Dan me pidió ir al parque, pero no había tenido tiempo y mi hijo me estaba reclamando todos los días.

—Yo también quiero ir al parque hijo, pero no tengo tiempo y estoy de verdad agotada.

Me miró triste y decepcionado. —Entiendo mamá.

No pude con su carita de decepción.

—Hijo— le dije —¿que te parece si vamos el próximo fin de semana? Me puedo programar para estar libre.

—Pensé que tenías doble turno este fin de semana.

—Lo tengo, por eso te dije el siguiente ¿Qué dices?

Puso una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Si mamá! Invita a tía Emily y también al tío Ethan y al tío Jake, así van con sus hijas y puedo jugar con ellas.

—Bueno amor, les diré.

—¡SI!— gritó y salió corriendo al patio, dio vueltas alrededor de la piscina con los brazos extendidos mientras seguía gritando de felicidad.

—¿Qué le pasa al niño?¿Acaso se volvió loco?— preguntó Leo a mi lado, no me di cuenta en que momento llegó

—Solo esta feliz.

—Está dañando el césped.

—Si a mi no me molesta no entiendo porque te molesta a ti, soy yo quien le paga al jardinero.

Puso cara de pocos amigos, pero no dijo nada al respecto.

—¿Y puedo saber porque esta tan feliz?

—Le prometí que el próximo fin de semana iremos al parque ¿Quieres venir?

—Me gustaría, pero recuerda mis alergias.

—Es invierno Leo, no hay polen en el aire en este tiempo.

—No lo creo, a mi siempre me ha hecho mal ir a esos lugares con tantos árboles, plantas y césped.

—No te hace mal cuando estás echado al lado de la piscina de panza al sol.

—Es diferente.

—Como quieras, no te rogare, de todos modos Dan quiere que invite a mis amigos con sus hijos. No estaré sola.

Me miró de forma despectiva. —Ajá, con mayor razón prefiero quedarme en casa.

Rodé los ojos. —No entiendo porque no te agradan.

—Porque no y punto. Deberías agradecer que te acompañé el otro día a la casa de esa bruja.

—No hables mal de Emily, te lo advierto.

—Como sea, deberías ser más agradecida.

Suspiré fastidiada y salí al patio, cada vez soportaba menos a ese hombre.

Busqué en mi teléfono el número de Emily y la llamé, le conté sobre la salida al parque y le pregunté si podría ir con Alison, me contestó que sí y que hacía tiempo que no salía, así que le haría bien salir de la rutina y convivir con la naturaleza.

Luego llamé a Jake, inmediatamente aceptó y me propuso ir juntos desde su casa.

—Podemos compartir un poco más y recuperar el tiempo perdido, se vienen el día anterior, se quedan aquí y nos vamos juntos al parque ¿Qué dices?

—Veo que quieres dormir de nuevo en el sofá.— le dije en tono de broma.

—Si la razón de que duerma en el sofá es porque tu estas en mi cama, lo haría encantado todos los días.— Me sonrojé, no le contesté nada —Dime, ¿lo hacemos así?