Hermanastros a la fuerza, Alex vuelve, y Eddie vive con su mente en dos, Brie es su hermanastra, se enamoran, pero el destino parace esforzarse de sobra para que ellos nunca estén juntos.
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<<Whiskey>>
Narra Eddie:
Volví a mi cuarto, en silencio, y me preguntaba qué estaba haciendo ella en ese preciso instante. Abrí mi laptop y me fui a spotify, puse algo de Maiden, probablemente para generar algo de ruido, estaba nervioso, y me sentía culpable, a la vez pecaminoso.
¿A qué quería jugar exactamente? Hace un par de semanas Brie y yo sólo éramos peleas y gritos, golpes, disfrutaba al verla mal por sus rupturas amorosas, y cuando trataba mal a esos pretendientes. Y ahora Sawyer, mi amigo, era quien estaba ahí, y yo simplemente debía dejar que ella pudiera encontrar un amor.
Ese encuentro en la cocina fue revelador, el último, y sentir su lengua en mi dedo fue extraño, pero a la vez genial, cierro mis ojos y sólo puedo imaginarla a ella, sonriendo ante mis ocurrencias, sonriendo al tener mi dedo en su boca, y yo sonrío al imaginar su lengua tocando mi piel, así que simplemente evito pensar en eso para poder dormir tranquilo, no quería una visita nocturna al baño a buscar papel higiénico.
...
— ¿A qué hora vuelves?— le pregunto, mientras veo algo en mi laptop. Brie me mira, ha estado rara, quizá por lo de la noche anterior. Me dijo que ha quedado en verse con Sawyer, y me ofrecí a dejarla en su casa.
— Estaré acá antes de las 12 de la noche— me responde. Levanto mi vista y la veo, va sólo en sujetador negro, y usa algo transparente, color negro, y con cosas brillantes, Brie siempre usa brillos para salir, su falda es corta. Imposible no fijarme.
Me complica verla, porque pienso en Sawyer, mi mejor amigo, y pienso en los jugueteos nocturnos que hemos tenido estas noches.
— ¿Saldrás vestida así?— arqueo una ceja, ella se da la vuelta.
— ¿Que no está lindo?— me muestra su ropa, y sí, se ve linda, pero no me gusta pensar en que otro chico la vea vestida así, o mucho menos, que le quite esa ropa.
— Las noches están frescas— evito mirarla, pero sé que no le importa demasiado mi opinión.
— Lo dices porque estás envidioso, no puedes usar cosas con brillitos— me sonríe— Estas condenado a usar playeras de Iron Maiden.
— Y tú estás condenada a agarrar una gripe— digo molesto y me paro del sofá para recoger las llaves del coche— ¿Y dónde se verán hoy?— pregunto para hacerme una idea donde puede ser.
— Al bar que está frente a la playa— ella me responde como si fuera la cosa más obvia del mundo.
El bar frente a la playa era donde solía reunirme con esos amigos que deseo olvidar, Tom y Ronald, Emily, Sabrina, y sobre todo Zoe, a veces me los encuentro en la calle, y simplemente ni los miro, son personas para olvidar.
— Claro. Supongo que vas a beber con moderación— la miro de reojo, sus ojos se ven más claros con el color negro de su sombra, sus labios están rosados pero pálidos, y brillantes— No quiero más asaltos, ni pérdidas de carteras.
