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Jin despertó, todo lo que podía ver era la madera pulida que cubría el techo. Suspiró y se sentó sobre la cama, con las yemas de sus dedos recorrió la tela de la sábana que lo cubría mientras buscaba con la mirada al dueño de ésta. Miró su propio cuerpo después de un par de minutos, tenía varios raspones en el vientre, la ropa interior que tenía era del joven Lan, así que le quedaba más grande de lo que esperaba. Su pecho, al descubierto, dejaba ver varios rasguños también.
Miró sus manos, detuvo sus movimientos y analizó éstas durante un par de segundos, sus palmas dañadas por el mango de la espada, la sangre seca sobre éstas.
Destapó su cuerpo quitando la sábana que lo cubría, no se encontraba desnudo mas sintió un gran frío recorrerle.
Se levantó e intentó caminar, un gran dolor en la cien le hizo detenerse, posteriormente llegó un mareo. No podía recobrar su postura, se sostuvo de una pequeña mesa y tapó su rostro con su mano libre, dando pequeñas caricias en el puente de su nariz.
Pasó al rededor de un minuto en la misma posición, intentando quitar el mareo. Una voz calmada le hizo sorprenderse, alejó su mano con prisa y miró al dueño de aquella cálida voz.

-Oh, despertaste-. No era Yuan. Su ropa era blanca, estaba con una bandeja en sus manos en la cual había una pequeña cubeta de agua tibia, se podía ver el vapor escapar de ésta; estaba acompañada por una toalla pequeña y blanca, supuso que para limpiar sus heridas.

No respondió, limpió una gota de sudor que caía por su mentón y compuso su postura. Su espalda recta, mentón alzado, manos en la espalda, rostro sereno. Lo único que no encajaba era sus ojos perdidos, su mirada vagaba de vez en cuando, no se encontraba en sus 5 sentidos. Esto no había pasado desapercibido para el chico contrario, quien dejó la bandeja en la mesa a lado del joven y le sonrió, una suave sonrisa que no recordaba haber visto antes.
No estaba seguro de que fuese un discípulo del Líder Lan, pero su gran aroma a incienso de Loto lo delataba.

-Joven Jin. El Señorito SiZhui me pidió que cuidara de usted. Ya ha iniciado la campaña para derribar a GuangYao-. Aquellas palabras le hicieron volver a sí en sólo segundos. Miró al joven con odio, más disimuló sus pensamientos recorriendo su mirada hasta el otro lado de la habitación-. Dijo que por su condición, no podría luchar junto a ellos, así que me pidió cuidar su salud mientras termina la guerra. Dijo que volvería en 5 noches.

-Bien-. Se limitó a responder, su semblante seguía con la misma seriedad. Consideraba aquello una traición, ¿su amante lo había dejado con una niñera para ir a pelear contra SU enemigo?
No podía creer que le haya arrebatado la oportunidad de vengarse, simplemente no podía aceptarlo.
Miró al discípulo y alzó un poco más su rostro, el contrario pudo suponer de qué se trataba la repentina acción, más espero la orden-. Largo.

-Sí, Joven Jin-. El discípulo salió de la habitación lo más rápido que pudo, se sentó sobre las escaleras exteriores y esperó paciente. Nadie podría entrar ni salir sin que él lo autorizara.
Nadie podía, ¿o sí?
Jin caminó por el cuarto durante unos minutos más, pasó sus manos por los muebles de madera que estaban por todo el lugar. Se sentó en el escritorio de Lan y miró los pergaminos que estaban sobre la mesa.
Había un mapa, la hoja estaba algo desgastada pero aún así podía leer claramente lo que decía. Ahora tenía la ubicación exacta de dónde estaban.

-No, no debería-. Se dijo a sí mismo, cerró el pergamino y lo dejó de nuevo sobre la mesa-. Él me dejó aquí por una razón, una razón muy estúpida... Pero no puedo traicionar su confianza, además, ni siquiera puedo caminar bien, ¿cómo llegaré hasta allá?-. Debatía consigo mismo qué es lo que haría, mientras su boca decía algo, su mente ideaba lo opuesto.
Trataba de recordar cómo salir de Gusu Lan sin ser visto, quizá durante el toque de queda. ¿Y cuánto faltaba para eso? Eran las 6:30 de la tarde.
Genial, parece que los Dioses querían que eso pasara-. Podría ser... ¿Una señal?-. Sabía que era una idea tonta, precipitada y poco sensata, pero también sabía que quería venganza.

 Save me ! - zhuiling [CONTINUACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora