10

425 67 4
                                    

Era la primera vez que vería a Hada después de tanto tiempo, se sentía sumamente culpable por haberla alejado por tanto tiempo, pero no tenía el valor suficiente como para verla. Solo tenía que esperar unos días a que su tío Wei trajera a Hada. Miró el techo de la habitación de Sizhui mientras aspiraba el aroma del incienso, cerró los ojos y abrazó sus rodillas escondiendo su rostro en éstas. Se sentía demasiado mal, había estado teniendo pesadillas cada noche, no dormía bien y se sentía mal por corrumpir el sueño de Sizhui.
Suspiró y se levantó de la cama, su mayor estaba en una pequeña reunión de los Lan, donde charlaban sobre lo que había pasado. Se sentía pésimo que estuviesen hablando de él. Caminó a la puerta, pero antes de abrirla sintió sus ojos picar. No huiría, no tenía a dónde, mucho menos cómo salir de Gusu. Así que solo abrió la puerta y comenzó a correr.
Solo quería sentirse libre, sentirse él, sentirse bien.
Corrió sin rumbo alguno mientras las lágrimas caían por sus mejillas, los discípulos encargados de su seguridad gritaban para llamar su atención, pero eso a él poco le importaba.
Dejó de correr en cuanto sintió el aire faltar en sus pulmones, jadeo y se dejó caer sobre el suelo.
La lágrimas corrían por sus mejillas sin control alguno, se sentía tan tonto y estúpido que ni siquiera quería volver. Miró a su alrededor y lo único que vio fueron árboles. Escuchaba el sonido de agua caer, por lo que dedujo que estaba cerca de la cascada. Trató de ubicarse, pero no conocía bien el lugar y ahora estaba perdido. Sorbió su nariz y pasó sus manos por su rostro para tratar de quitar las lágrimas.
Fue en vano.
Jadeo desesperado y se levantó del suelo, miró al árbol detrás suyo t le soltó una patada haciendo que le doliese la pierna, hizo una reverencia completa mientras rompía en llanto—Perdóname, perdóname—, sollozaba disculpándose con el árbol. Se sentó nuevamente en las raíces de éste y recargó su cabeza en el tronco.
Las lágrimas no habían dejado de caer, y ahora estaba solo.
Podía escuchar los gritos de los discípulos, los cuales gritaban su nombre. Pero decidió ignorarlos, hacía oídos sordos a los llamados de los Lan mientras dejaba que su mente vagara en la depresión que lo consumía en aquellos momentos.
Se quedó quieto y  en profundo silencio mientras dejaba las lágrimas caer sin pudor.

—¡A‐Ling!—, escuchó la voz de Sizhui, sintió un nudo en su garganta y como el aire faltaba en su pecho, tenía una gran presión sobre él. No podía hablar y devolver el grito, y su respiración estaba agitada.
Estaba haciendo frío, puesto que había elegido salir en la tarde‐noche.
Guardó silencio y golpeó su cabeza contra el tronco varias veces, haciendo que un dolor inmenso recorriera su espalda y cabeza—¡A‐Ling!—, esa voz nuevamente.
Mordió su labio y siguió en silencio. No quería que su mayor lo encontrara en una situación peor a la que había estado anteriormente.
Sintió una mano acariciar su hombro, para después abrazarlo con fuerza. El arma del chico le permitió saber que era Sizhui—Mi pequeño, ¿por qué corriste?—, preguntó con la voz rota. El menor no correspondió, simplemente se mantuvo inmóvil mientras apretaba sus manos hechas puño.
Se odiaba por haber hecho llorar al mayor.

—Por favor, vete—, pidió en un hilo de voz mientras trataba de regular su respiración.

—No, no me iré—, afianzó el agarre del cuerpo del menor y dejó escapar un suspiro—No me iré—, repitió en un susurro.
El menor abrazó a su mayor y se aferró a éste, se rindió ante su intento de alejarlo y solo se permitió sentir algo de calor.
Tenía frío, temblaba.
Su mayor se separó y comenzó a quitar su ropa exterior.

—¿Qué haces?—, preguntó asustado, cuando el mayor acabó colocó su ropa exterior sobre los hombros de Jin para cubrirlo.

—Tienes frío—, respondió. Suspiró y se levantó, le ofreció su mano al menor, quien la tomó de inmediato y lo ayudó a levantarse. Abrazó al más bajo y se aferró a él nuevamente, acarició la espalda del chico, quien se dejó hacer.
Sonrió un poco y se alejó, besó al menor fugazmente y suspiró para subir sus manos a las mejillas del chico—Lo lamento, de verdad—, besó de nuevo sus labios y le sonrió—Ahora estás bien, ahora estarás bien.

—No me dejes..—, rogó con voz temblorosa.

—No lo haré, amor mío... No lo haré. —, besó de nuevo sus labios y tomó su mano—Ven, el maestros Wei te está buscando—, hizo una pequeña seña a los demás discípulos y todos comenzaron a caminar a donde Qiren y Sizhui lo miró de nuevo—Vamos.

Tras esas palabras y un asentimiento por parte del menor, comenzaron a caminar. El camino fue silencioso, no tenían que hablar, el silencio era cómodo. Jin jugaba con la mano del mayor mientras caminaba con una pequeña sonrisa tímida, estaba un poco avergonzado de que el mayor lo hubiera besado frente a tanta gente.
Aún luchaba contra sí mismo para regular su respiración y las lágrimas habían dejado de caer, ahora estaba más tranquilo.

Estaba seguro porque estaba con él.

 Save me ! - zhuiling [CONTINUACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora