Ich Báalam es la historia de la hija de Kukulkán, el primer Báalam de la historia, que después de ver a su padre muy afectado por el asesinato de su descendencia terrenal, ella le pide permiso de bajar a la Tierra a restablecer la era de la luz. En...
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Capítulo 10
El cetro de Kukulkán (parte 4)
25 EXT. ENTRADA DEL BOSQUE DEL BAALAM. TARDE
Mientras tanto, en el Baalam, los 120 voluntarios que se ofrecieron para ir a pelear en la Tierra se forman en la entrada del bosque. Muchos de ellos se muestran ansiosos de que inicie la prueba impuesta por Hunab-Ku, para determinar quiénes son los más calificados para esa misión. Por su parte, Paulette se encuentra tranquila.
Al cabo de unos minutos de espera, Hunab-Ku aparece y se coloca delante de ellos.
Hunab-Ku:
Está por comenzar la primera prueba, la cual consiste en encontrar uno de los brazaletes dorados que se encuentra escondido en alguna parte del bosque. Es importante que sepan que sólo hay 60 piezas, por lo que muchos de ustedes no podrán pasar a la siguiente prueba y deberán quedarse a proteger el Baalam. Recuerden que esta es una prueba de agilidad, destreza, valentía y fuerza. ¿Están preparados?
Los voluntarios gritan al unísono; por lo que Hunab-Ku levanta sus mandos para calmarlos.
Hunab-Ku:
Les deseo mucho éxito a cada uno de ustedes. ¡Que comience la prueba!
Luego de eso, los voluntarios corren a toda velocidad y se internan en el bosque del Baalam, con la intención de encontrar uno de los brazaletes dorados y pasar a la siguiente prueba. De inmediato, varios de ellos se enfrentan entre sí, pero sin provocarse heridas de gravedad.
Algunos de los guerreros jaguares y guerreras quetzales más experimentados encuentran los brazaletes de oro con gran facilidad. Al tocarlos y ponerlos en una de sus muñecas, las personas son envueltas en una esfera dorada y transportadas mágicamente a lo más profundo del bosque del Baalam, en donde los espera Hunab-Ku para llevar a cabo la siguiente prueba.
Por su parte, Paulette emplea los conocimientos adquiridos durante el entrenamiento de Gonzalo e Iztaccíhuatl, además de seguir sus instintos. La joven observa cómo varios de los voluntarios son noqueados por los demás contrincantes, otros luchan incansablemente y se olvidan de su misión, y unos cuantos simplemente se rinden después de pasar horas buscando en vano. Luego de un tiempo, finalmente encuentra un brazalete en la copa de un árbol.
