🦋DAY TWO🇷🇺

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-Hey Volkov, ¿qué coño te pasa?,- Greco pasaba su mano por delante del rostro de su amigo mirándolo extrañado, llevaba un par de dias que estaba raro y como no solía soltar prenda de nada relacionado con su vida privada, él se moría aún más de ganas por saber que se traía entre manos aquel frio hombre.

-¿Qué?,- preguntó mirándolo y frunciendo levemente su ceño.

-Que te estoy hablando, estás que no estás macho,- el comisario ruso se irguió en su sitio y carraspeó.

-Estoy algo cansado, no duermo bien ultimamente,- cogió el vaso de plástico en el que se hallaba un agrio café de la máquina de comisaria y le dió un sorbo,- este café cada dia está mas malo,- lo tiró a la basura y se dispuso a seguir patrullando junto al de barba.

Después de pasar el dia pensando en ese dibujo que había visto y en la cara que puso Horacio al comprobar que lo tenía en sus manos, pensó en salir de servicio antes para acercarse a la tienda y devolverle el detalle de ese rico café que le preparó esa misma mañana.

Fué a las duchas y después se cambió, pensaba todo el rato en la frase que le dijo al menor antes de marcharse,- por cierto, me gusta mucho,- ¿a qué se refería exactamente?, ¿al dibujo?, ¿al traje?, ¿a la manera tan tierna en la que el pelirrojo lo imaginaba?, o...¿a aquel mote que le habia dedicado?,- comisario bombón,- dijo para si mismo en bajito y sonrió, ni él mismo sabía a qué se refería pero lo que si sabía es que estaba comenzando a sentirse extrañamente atraido en buscar alguna excusa para estar cerca del modista.

Fué hasta la máquina de comida a sacar algo para cenar junto al de cresta, no sabía si aceptaria la invitación, si había quedado con alguien o si estaría muy cansado pero aún así, deseaba tener este detalle con él...

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Dia 2

Horacio despertó con un extraño dolor de cabeza, sus ojos estaban llorosos y tenía escalofríos,- no puede ser, ahora no por favor,- dijo en un susurro cuando fué a incorporarse pero, su cuerpo pesaba tanto que se dejó caer de nuevo en la cama apretando el puente de su nariz,- perfecto...-

Como pudo y después de un rato intentándolo, se incorporó y arrastró sus pies hasta el baño para poder darse una ducha de agua tibia, salió algo más despejado y caminó hasta el sofá cogiendo su teléfono y marcando el número de Gustabo.

-Hola perro, ¿qué pasa?,- contestó el rubio como siempre muy risueño.

-Gus, ¿a qué hora entras a trabajar?.-

-En un par de horas, ¿qué te pasa?, suenas a estar jodido eh,- preguntó preocupado.

-Tengo un trancazo de la hostia, que puta suerte tengo... joder...- se escuchó como se sonaba la nariz y su amigo rió bajito,- necesito que me hagas un favor enorme.-

-Pide por esa boquita.-

-Coge tu copia de las llaves de la tienda y mete todos los patrones que veas en la mesa, la libreta que hay al lado y la tela negra por favor.-

-Horacio, que le jodan al traje, que el ruso se compre ya uno hecho tio estás en la mierda, necesitas descansar,- sonaba molesto y Horacio solo pudo tocar su frente y apretar un poco su sien frustrado.

-Hazme este favor, prometo que estaré solo un rato...luego descansaré,- un bufido por parte del rubio y el de cresta tosió,- voy a tomarme unos analgésicos y a hacerme un caldo, te espero en un rato...te quiero, gracias.-

-Ahora voy anda, cuidate porque te juro que pateo la máquina de coser para que no trabajes,- Horacio rió sonriente, agradecía mucho tener a Gustabo en su vida cuidando de que estuviese bien.

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