🦋DAY FOUR🇷🇺

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-Comida japonesa, listo...ya pedí, solo falta que nos la traigan,- Horacio suspiró desganado dejando su móvil en la mesa, la definición que le había dado Volkov sobre su relación le había dejado frio, no entendía como el mayor tenía esos detalles y luego pensaba en él como un vecino más.

Para el comisario no pasó desapercibida la actual actitud seria del modista, no sabía qué decir después de la metedura de pata que tuvo, pero necesitaba arreglar esa situación o esa cena sería algo incómoda.

-Horacio, ¿pasa algo?,- lo miró y se giró un poco en el sofá para prestarle toda su atención.

El de cresta cogió aire y lo soltó despacio,- no...bueno si,- frunció el ceño dispuesto a aclarar como se sentía,- si solo me ves como un vecino, ¿por qué te quedaste a cuidarme?, ¿por qué me tragiste esas flores tan bonitas?, ¿por qué me tratas tan bien?, yo no me quedo a dormir en casa de ningún vecino...- sus ojos sin ningún tipo de brillo observando los grises,- me refiero a que...déjalo, soy yo que siempre me ilusiono, soy un idiota,- Volkov cogió su mano con suavidad y la acarició.

-No soy mucho de palabras, me cuesta expresarme en cuanto a mis...sentimientos, pero puedo decirte que yo no te veo como a un vecino,- Horacio volvió a mirarle a los ojos y después se concentró en las caricias que el peliplata estaba dejando en su mano.

-Entonces...¿por qué lo has dicho?, no entiendo...-

-Porque el idiota soy yo, verás...yo...nunca sentí algo así, no sé como explicarlo,- titubeó.

-No te preocupes, solo necesito saber...¿qué clase de relación es esta?,- sabía que no tenían un trato profesional ni de una simple amistad que se estaba formando, él sentía cosas y el mayor le hacía ver que algo parecido le estaba pasando con los comportamientos que tenía hacia él.

-Pues, no lo sé aún, no nos conocemos demasiado pero lo que si puedo aclarar ahora mismo es...que no quiero perderte, necesito tenerte en mi vida Horacio, de la manera que sea, pero a mi lado.-

Eso bastó para que el pelirrojo sonriera y ese brillo volviera a sus preciosos bicolores, se miraron por unos eternos segundos donde se dijeron más que con las palabras previamente pronunciadas, aún así el ruso no pudo contener un suspiro.

-Tus ojos son hermosos,- se acercó despacio hacia el rostro ajeno colocando su mano libre en la mejilla morena y acariciándola despacio con su pulgar.

Sus respiraciones chocaron, sus ojos viajaban desde los contrarios hasta los labios que ambos deseaban probar, cada vez más cerca, podían notar el calor que desprendían sus cuerpos, el intenso latir de sus corazones los cuales bombeaban a un ritmo frenético.

El timbre avisando de que el repartidor llegaba con su comida les hizo separarse abruptamente, ambos tenían sus mejillas rosadas y sonreían tímidamente, casi cuando sus labios rozaron, los sacaron de ese dulce sueño que vivían cada vez que estaban juntos y ellos maldijeron mentalmente.

Horacio se levantó y fué hasta la puerta para recoger su pedido, pagó a ese chico y entró de nuevo caminando hasta la cocina para preparar todo lo necesario siendo ayudado por el comisario quien se levantó y preguntó qué hacia falta llevar a la mesa, algo nervioso.

La cena fué amena, ya mas relajados pudieron compartir una charla sobre lo mucho que les gustaban sus trabajos, sobre como cuidar de aquella preciosa planta que el ruso le había regalado al menor, dándole algunos consejos, sobre sus parecidos gustos musicales y como no, de su futuro, dejando claro ambos que deseaban compartir más tiempo juntos para ir viendo poco a poco, como evolucionaba su relación, fuera cual fuera...

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Dia 4

-Buenos dias bebé,- Gustabo entró a la tienda de su amigo como cada dia, con el desayuno para ambos,- oye, no sé qué cojones le has hecho al ruso pero todos en comisaria andan comentando lo simpático que está últimamente.-

🦋SEVENTEEN DAYS🇷🇺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora