🦋DAY FIVETEEN🇷🇺

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Dia 15

Open up the gates sonaba a todo volumen, el comisario solo durmió un par de horas, la cabeza le iba a estallar así que tomó un café con un analgésico y puso una de sus canciones preferidas, esa con la que llamó la atención de Horacio hacía ya un par de semanas.

Sentado en su sofá miraba el traje que recogió del suelo y colgó en el perchero de la entrada, ni siquiera se lo había probado, confiaba tanto en el talento del modista que sabía que le quedaría perfecto.

Suspiró y sacó su chequera, rellenó uno de los cheques por valor de mil dólares y lo firmó, sabía que aquello no costaría tanto dinero pero al dejarlo en la puerta del de cresta eso podría darle una excusa de verlo al saber que el chico se lo devolvería, lo conocía lo suficiente y él era alguien que no se quedaría con tanto dinero.

Se vistió después de una ducha y salió de nuevo al salón, sacó el dibujo de la bolsa de plástico y lo puso sobre la isla de la cocina, escribió algo en él y lo dobló para poder meter el cheque entre medias, salió de su apartamento después de ponerse su abrigo y antes de bajar en el ascensor rumbo a comisaria, dejó el papel doblado encajado en la puerta de la casa del pelirrojo...

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Esa canción de nuevo, Horacio sintió su corazón saltar al escucharla, sus ojos se aguaron pero los limpió en seguida no dejando caer una lágrima mas, bastante derramó durante la noche y eso hizo que sus ojos estuvieran hinchados y rojos además de llevar unas buenas ojeras bajo ellos.

Amaba a Volkov, eso le hacía culparse de la situación por la que estaban pasando ahora, el ruso no merecía el daño que pudieran ocasionarle los demás por salir con él, por otro lado pensó en que ni siquiera le dejó hablar y seguramente a él le diera igual lo que dijeran, pero Horacio sabía que se sentía cuando la gente te hace sentir diferente, juzgado por tus gustos, por tu vestimenta, por todo en general y no quería que el mayor pasara por algo así.

Cogió aire y lo soltó despacio, se dió una ducha y tomó un poco de café que ese dia necesitaba con urgencia, después de maquillar un poco su rostro decidió ir a abrir la tienda, tenía el encargo de los vestidos para la boda que le habían pedido y debía comenzar con ellos.

Salió de su hogar pero al abrir la puerta algo llamó su atención, un papel doblado que había en el suelo fué recogido por sus temblorosas manos, lo abrió y sus ojos se agrandaron al ver el contenido.

-¿Mil dólares?, este hombre...- dijo con rabia, sabía que le había pagado de mas y eso no iba a consentirlo.

Abrió del todo el papel donde venía el cheque y las lágrimas cayeron por su rostro al leer aquello, el comisario no se rendía y eso le hizo sonreir, sintió que no merecía a una persona como el peliplata, su berrinche había llegado demasiado lejos y sintió la necesidad de hacerle caso y arreglar toda esta situación.

•Quiero mi dibujo original, arregla esto•

Antes de salir volvió a escribir algo en ese dibujo y partió el cheque por la mitad, lo dejó encajado en la puerta de Volkov y bajó en el ascensor sonriente sabiendo la reacción que tendría al verlo, lo que no esperaba era lo que se encontraría si llamaba a la puerta de Horacio...

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-¿Cómo estás?,- Gustabo abrazó a su amigo cuando fué a la tienda a llevar el desayuno para ambos.

-Pues mal, no he dormido una mierda,- miró hacia abajo desganado.

-Horacio, te conozco desde hace muchos años y sabes que tengo que decirte esto,- el modista lo miró atento,- eres idiota.-

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