🦋DAY THIRTEEN🇷🇺

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Dia 13

El dia comenzó con ambos hombres descansando en los brazos contrarios, era algo tarde pero ninguno quería moverse de la cama, no tenían ninguna prisa y estaban tan agusto que aún estando despiertos, seguían abrazados y repartiendo caricias que les hacían suspirar y desear alargar ese momento todo lo posible.

-¿Qué te apetece hacer hoy?,- preguntó el comisario,- podemos salir a comer o traer aquí la comida, dar un paseo, ver alguna película, no sé...-

-Lo del paseo si es por aquí cerca si que me apetece, este lugar es demasiado bonito para no aprovechar y verlo mejor,- el bosque le aterraba pero por los alrededores había paisajes increibles sin necesidad de adentrarse tanto.

-Hay un lago aquí cerca, podemos caminar hasta allí, lo vi ayer en el plano de la caseta del guarda,- Horacio asintió y besó los labios rusos, no había nada en el mundo que no quisiera hacer con él.

-Mañana tengo que ponerme a trabajar duro, debo acabar los trajes porque queda poco tiempo y me faltan algunos detalles,- Volkov agarró su rostro con ambas manos y rozó su nariz con la del de cresta.

-No pienses en eso ahora, hoy vamos a descansar y a disfrutar de esto,- se besaron apasionadamente quedándose bastante rato más debajo de las mantas mostrándose todo lo que sentían por el otro.

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Después de ir a la cafetería y desayunar bastante bien, fueron dando un paseo por los alrededores hasta llegar a aquel hermoso lago, con sus manos unidas y mirándose tímidamente de vez en cuando, se sentaron en uno de los bancos de madera que había alrededor.

-¿Te gusta?,- preguntó Volkov a su pareja.

-Es increible...la verdad es que este momento voy a guardarlo muy dentro de mi, quiero recordarlo siempre,- apretó la blanquecina mano que sostenía la suya.

El comisario pudo ver un brillo especial en los ojos bicolores, el dia era soleado y el reflejo del agua hacía ver destellos en esos ojos tan peculiares que tanto amaba observar, el lugar estaba tranquilo, solo unos cuantos patitos se dejaban escuchar con su rápido chapoteo en el lago.

-Estaba pensando en lo que hablamos...- Horacio miró al mayor fijamente,- lo de vivir juntos y eso, pues creo que deberíamos mudarnos a un lugar más tranquilo, buscar una casa que cerca tenga un sitio como este en el que poder relajarnos de vez en cuando juntos.-

El de cresta sonrió encantado con esa idea,- ¿dónde hay algo como esto en la ciudad?,- preguntó pensando en que nunca había visitado nada igual en lo que llevaba viviendo en Los Santos.

-Pues hay algo así en el norte, queda algo lejos de nuestros trabajos, habría que madrugar mas...aunque también está bien la zona residencial de la playa, podemos visitar algunas casas en estos dias.-

-El mar...es algo que me gustaría ver cuando despierte cada dia a tu lado,- ambos visualizaron en su mente como sería ese despertar y se miraron de nuevo perdiéndose en la profundidad de sus almas sabiendo que ya habían elegido el sitio ideal para establecerse como pareja.

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Comieron cuando volvieron unas horas mas tarde al campamento, disfrutaron de varios paseos compartiendo conversaciones profundas, planes de futuro y algún que otro beso, cuando volvieron a su cabaña ya estaba atardeciendo, el dia había pasado rápido y aunque les quedaba todavía tiempo, los dos sentían que necesitaban más.

La tarde fué tranquila, vieron un par de películas tumbados y abrazados en el sofá el cual acercaron más a la chimenea, Horacio comía golosinas metiendo alguna en la boca de su novio al que no le hacían mucha gracia, pero las comía igual.

En un momento dado algo cambió, un simple roce de sus dedos se convirtió en una caricia, eso llevó a algún beso subido de tono y todo junto desembocó en ambos sobre la alfombra de pelo haciendo el amor, suspiros, promesas, te quieros y suaves jadeos era lo que se escuchó en aquella casita de madera que fué testigo de su unión.

-Eres maravilloso, jamás me han hecho sentir como tu,- soltó el pelirrojo quien apoyaba su cabeza en el pecho de su novio, ambos desnudos e intercambiando caricias.

-Siempre haré que te sientas especial porque lo eres Horacio, mereces lo mejor y voy a dártelo,- besó su frente y apoyó su mejilla en ella cerrando sus grises para disfrutar de los suspiros que salían de cuando en cuando de los labios del menor.

-Soy tan feliz contigo...-

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Dia 14/1

La noche pasó y llegó el momento de volver a la realidad, ambos fueron a entregar la llave a recepción y con sus mochilas al hombro echaron un último vistazo a aquel camping al que prometieron volver algún dia.

El viaje en barco fué rápido, el coche de Volkov esperaba en donde lo dejó aparcado dos dias atrás, montaron y el camino hacia su edificio fué silencioso, cada uno en su mente repasaba todo lo que tenían que hacer, solo tres dias los separaba de esa fiesta y Horacio comenzó a sentir los nervios de asistir a ella.

-Viktor, ¿de verdad quieres que vaya contigo?,- el mayor lo miró extrañado.

-¿A dónde?,- preguntó no entendiendo bien a qué se refería con esa cara de angustia.

-A la fiesta de la policia,- el peliplata frunció el ceño.

-Pues claro que quiero, yo te invité...¿pasa algo Horacio?,- vió al joven dudar y jugar nerviosamente con sus dedos.

-Es solo que...estoy muy nervioso, nunca he estado en algo así no sé...-

-Escúchame, todo va a salir bien,- acarició sus dedos y le sonrió,- tómalo como una fiesta normal, aparte de un agotador discurso no es nada diferente a otras reuniones a las que hayas asistido,- el de cresta se tranquilizó un poco,- además ya conoces a Conway y Greco y Gustabo y yo estaremos ahí para divertirnos contigo.-

-Está bien, espero que todo salga genial,- forzó una sonrisa, aunque estaba mas calmado esos nervios se instalaron en su estómago...

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Después de una ducha y de colocar ambos sus pertenencias, Horacio decidió trabajar ese dia desde casa, el traje de Volkov estaba casi listo y al suyo le faltaban unos cuantos retoques que a lo largo del dia podría terminar.

El comisario se despidió y fué directo a comisaría, ya había faltado bastante y Conway le reclamó en cuanto pisó allí, le puso al dia con todo lo que había pasado, informes realizados que debía revisar y varios asuntos más que le mantuvieron ocupado toda la mañana.

Aún trabajando la sonrisa no se borraba de sus rostros, habían encontrado la paz, el amor, la confianza y la calma en el otro y eso les hacía ver la vida con otros ojos, sentirse amado y apoyado por el contrario, sabiendo que al final del dia volverían a encontrarse, les mantenía felices y les ayudaba a afrontar la vida por muchos obstáculos que hubiese en el camino.

Como el que esa tarde se presentaría para ellos...

😆😆😆😆😆




















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