2. Drogas

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Una semana después...

-¿Dónde estoy?

Miré a mi alrededor. Se parecía mucho a un hospital. Un hombre mayor y un muchacho pasaron a la sala.

-¿Qué tal estás Valeria?

Me preguntó el mayor.

-Mejor-. Dije

El hombro sonrió y se volvieron a ir. Después pasó el muchacho y me entregó la comida. Señaló las pastillas. Se acercó a mí y me susurró al oído.

-Son una droga, haz que te la tomes pero no lo hagas.

Asentí y el muchacho se retiró. Comí la comida que estaba asquerosa y hice lo que me dijo el muchacho, hice que me tomé las "pastillas". Un rato después me retiraron la bandeja y me dejaron sola con el muchacho.

-¿Por qué me quieren drogar?

-No te lo puedo decir.

-¿Porfa?
Hice cara de cachorrito abandonado y el muchacho rodeó los ojos.

-Está bien.

-Vale-Dije con alegría-¿Cómo te llamas?
-Arno.

Asentí.

-Te quieren drogar porque quieren experimentar contigo.

-Me suena.

-¿Te suena el internado laguna negra?

Me dolían los ojos de tanto estirar.

-¿Qué sabes de ese lugar?
-Es un sitio al que mi padre quiere quemar y matar.

Tragué saliva.

-Pero según las últimas fuentes, ya no existe.

Asentí.

-Y queremos buscar a los que estuvieron allí.

-Yo una.

Asintió. Arno se sentó en mi cama.

-¿Qué escondes?
-¿Por qué te lo tendría que decir?

-Porque soy capaz de matarte con solo un aviso.

Tragué saliva pero yo no me iba a ir con las manos vacías.

-Vale-Dije.

-¿Vale qué?

-Te lo diré, pero con una condición.

Arno me miró atento.

-Tendrás que ser mi novio falso a cambio.

Arno asintió.

...

En ese momento, ni yo ni Arno sabíamos nuestro destino, pero creo que eso ya es algo un poco precipitado.

LHM 2: No todo parece ser un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora