7. Todavía te quiero

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2 meses después...

Paseaba como siempre por Madrid, parece mentira que una ciudad de tres millones de habitantes aprox. sea tan bonita por fuera y por dentro. Me senté en un banco y observé la ciudad. Ahora, estando en pleno Julio, con un calor para matarse, veo todo lo bueno que me ha traído la ruptura con Mateo. Siempre pensé que no todo dura para siempre y en parte es cierto, pero, creo que Julia e Iván me han dicho todo lo contrario. Sí, es cierto, no siempre las relaciones duran de por vida, en algunas, les tiene que poner punto y final para después, empezar con otra en las siguientes líneas. Y si eso no lo aprendes, es difícil deshacerse de las relaciones aunque eso siempre será así aunque aprendas que no todo es para siempre. La vida no es suerte, la vida es un juego, donde hay gente que se rinde, otras, hacen trampas para intentar sobrevivir y otros, juegan con toda la paz del mundo sin prisas y sin renglones. Sí, disfruté mucho de mi soltería, disfruté cuando estuve con Mateo y ahora disfruto estando soltera de nuevo. El amor siempre llega, es parte de nuestras vidas. Sin amor no hay vida. Me levanto del banco y camino hasta llegar a casa. Es un hogar feliz, con altibajos, por supuesto, pero es feliz. Abrazo a María y a Carolina, mi sobrina y la madre de mi cuñado. Saludo a Julia y a Iván y entro en mi cuarto. Me pongo algo cómodo y me recojo el pelo en una cola alta, hoy tocaba limpiar mi cuarto. 

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Me puse los cascos y me puse a limpiar

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Me puse los cascos y me puse a limpiar. La verdad es que estaba hecha un desastre, no había salido en mucho tiempo de aquí, Salí por María, porque ella me obligó. María la tengo como madre, una madre que me faltó, a mí y a Julia. Cuando terminé de limpiar, escuché una risita que conocía muy bien. La risita de bebe de Carolina. Dejé la aspiradora a un lado y busqué a Carolina.

—¿Dónde estás?

Le hablé al aire sin esperar respuesta. Me di cuenta de que María, Iván y Julia se habían ido y me habían dejado sola con un bebé de tres meses a mi cargo. Escuché un ruido proveniente de abajo y después la risita de Carol. Bajé con sigilo las escaleras, con mucho cuidado de no hacer ruido. Cuando llegué al salón, vi a Mateo jugar con Carol.

—¡Deja a Carolina!

Entré en el salón y los dos me miraron. Iba con un bate, y podía darle a Mateo perfectamente. Sin miramientos. Mateo dejó con suavidad a Carolina en el sofá y levantó las manos. Me acerqué y cogí a Carolina.

—No entiendo que coño haces aquí.

—Solo he venido a verte.

—A verme cinco meses después de decirme que prefieres a una zorra antes que a mí. 

Resopló y lo empujé.

—Gracias pero ya no te necesito.

—Solo dejame hablar.

—Que no.

Cuando estaba en la puerta, cerré la puerta en sus narices y mientras suspiraba miré a Carol.

—¿Te ha hecho algo, pequeña?
La miré y vi que estaba perfectamente. La dejé en su cuna y dejé el bate. Sabía que Mateo seguía en la puerta, era muy pesado cuando quería. Suspiré y bajé las escaleras. Le iba a abrir la puerta, decirle que me importa tres mierdas lo que quería decir y que era un gilipollas número uno. Cuando abrí la puerta, me crucé de brazos.

—Lo siento—Empezó a decir.

—¿Por?

—Por haberte hecho daño.

—Llegas muy tarde para eso.

—Ya lo sé, la zorra me pagó con la misma moneda.

—¿Te engañó?

—Se embarazó de otro.

—Pues lo siento.

Iba a cerrar la puerta pero se coló en mi casa.

—Vete.

—No

—¡Vete!

—¡Qué no!

Que bien. Ahora nos estábamos gritando.

—Si te han pagado con la misma moneda que me pagaste a mí, mala suerte. Vete a llorar a otra parte y no me llores a mí.

Me giré pero me siguió.

—Yo todavía te quiero.

Suspiré por enésima vez y me harté. Estaba hasta los cojones que no tengo de que me digan eso, "Yo todavía te quiero", MENTIRA, es una mentira, todavía no te quieren, nunca te quisieron, solo se quieren aprovechar de ti. Me giré y con toda mi fuerza le di una hostia en toda la cara.

—Vete, si todavía me quieres, vete, yo no te quiero, me hiciste mucho daño Mateo, más daño del que crees, he llorado meses y meses por ti, pensando que yo era el problema, hasta que me di cuenta de que el problema eras tú, tú siempre fuiste el problema y sí, siempre me arrepentiré de enamorarme de ti. Ahora vete, por favor.

Mateo asintió y escuché la puerta cerrarse. Que bien, joder. Que grano en el culo. Subí las escaleras y me acerqué a Carol.

—Nunca te enamores mi amor.

La cogí y me acosté en mi cama. La puse sobre mi pecho y dejé que rondara por mi cama todo lo que quisiera teniendo cuidado obviamente. Al final no se movió y nos quedamos dormidas una encima de la otra.

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Creo que voy a tener que hacer un libro de todas las reflexiones de Valeria.

---Ene <3 

LHM 2: No todo parece ser un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora