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𝔈𝔩 𝔱𝔦𝔢𝔪𝔭𝔬 𝔥𝔞𝔟í𝔞 𝔭𝔞𝔰𝔞𝔡𝔬 con su rápido e inesperado cambio de color y estación, y ya era primavera de nuevo. La nieve se había derretido y ya no quedaba rastro de la escarcha que una vez decoró los árboles y sus delicadas hojas con su blanquecina perfección. El follaje de los árboles se había vuelto verde y frondoso de nuevo, algunos retoñando con pequeñas flores o diversos frutos que aún maduraban en sus ramas.
Los pajaritos y demás criaturas como marmotas o ardillas salían de sus cuevas para disfrutar de nuevo del calor aún no sofocante del bellísimo sol que parecía haber estado esperando para lucirse de nuevo en todas las mañanas, haciéndolas parecer gloriosas.
Y la mejor parte de la primavera: las flores. Miles y miles de sublimes tipos diferentes de flores retoñaban en el césped, macetas y jardines de todo alrededor. Colores vivos o pasteles le daban la tan anhelada ensoñación al escenario. Tulipanes, orquídeas, rosas, jazmines, margaritas, narcisos, petunias, claveles, amapolas, lirios y hortensias eran apenas algunos de los muchos ejemplares que inundaban el suelo con su delicadeza incomparable. Y claro, para el agrado de ____ Lestrange, muchas de estas flores eran amarillas.
Se pasó un tiempo recogiendo a escondidas bastantes de la flores más bellas que pudo encontrar, todas en color amarillo. No creía meterse en problemas por haberlas recogido, pues eran flores silvestres que habían crecido solas por ahí. Las llevó en una canasta al comedor, donde había dicho que se vería con Hermione, quien la esperaría para repasar lo "estudiado" aunque la verdad era que _____ poco había practicado.
Mientras Hermione explicaba algunas fórmulas e ingredientes extraños que se necesitaban para preparar una exitosa pócima para la memoria, ______ trenzaba hábilmente algunas de las flores, cortándoles los tallos a algunas que los tenían demasiado largos.
Eso era algo que siempre había disfrutado hacer, coronas de flores. No disfrutaba presumir pero siempre le quedaban tan exquisitas como si fueran la corona que llevaba puesta la mismísima reina de Inglaterra.
-...Y hay que removerla muy lentamente, con cuidado de que no le salgan burbujas- explicaba Hermione, sus ojos atentos al libro hasta que notó que no estaba siendo del todo escuchada -¿_____ me estás escuchando?
-Si, algo de remover hasta que salgan burbujas- dijo la Hufflepuff de manera distraída -Déjame medir esto un momento- murmuró, tomando su creación floral y midiendo su circunferencia en la cabeza de su amiga, comprobando que ya tenía la longitud que necesitaba -Bien, gracias.
-______- se quejó Hermione. -¡Y mírense ustedes dos jugando a las cartas!- se dirigió a Ron y Harry -Pronto tendremos los exámenes finales y parezco ser la única preocupada.
-Yo me siento listo- alardeó Ronald -A ver, pregúntame cualquier cosa.
-Muy bien, ¿cuáles son los tres ingredientes más cruciales en una poción de olvido?
-...lo olvidé.
-¿Y qué, permíteme preguntar, planeas hacer si esto te sale en el examen final?
-Copiarte, tal vez- retó Ron, rodándole los ojos a Hermione.
-No, claro que no- dijo Hermione con severidad -Además, según la profesora McGonagall, se nos van a dar unas plumas especiales embrujadas con un hechizo anti-trampas.
Ante esto, Ron se sintió ofendido, rechazado, indignado y acusado.
-¡Eso es insultante!- se quejó -¡Es como si no confiaran en nosotros!
-Me pregunto porqué- murmuró _____, haciéndole el nudo de cierre a su creación.
Justo en ese momento, por las amplias puertas del Gran Comedor, entró Neville, saltando con sus dos piernas unidas por algún hechizo, imposibilitándole caminar apropiadamente. Risas burlonas eran escuchadas en el comedor a medida que el niño avanzaba.
-Maldición de atadura de piernas- murmuró Ron.
-Juro que si fue Draco...- murmuró _____ en una voz baja.
-Debes aprender a enfrentarte a los demás, Neville- suspiró Ron, una vez que Neville llegó a la mesa de ellos, tambaleándose constantemente.
-¿Cómo?- cuestionó -¡Apenas puedo mantenerme de pie!
-Nev, ¿Quién te hizo esto?- preguntó _____, ayudándole a su amigo a sentarse en la banca.
-Uh...- balbuceó el niño, con temor a meterse en más problemas, pero la mirada de aquella chica le imposibilitaba decir mentiras -Pues, no fue nada del otro mundo en realidad, una broma sin importancia.
-¿Fue Draco?- adivinó ella.
La mirada de Neville fue suficiente para descartar toda sospecha, con semblante molesto y ceño fruncido, la chica se levantó y se dirigió a la mesa de Slytherin, donde su primo se burlaba con sus amigos acerca de algo.
Neville, aún sin equilibrio, miró hacia la mesa de verde con nerviosismo, esperaba que aquello no le trajera más problemas en su futuro. Debía aprender a defenderse y lo sabía, no siempre estaría _____ para hacerlo por él.
-Tranquilo, Neville- habló Seamus Finnigan -Yo te ayudaré con el hechizo- preparó su varita.
-No, sólo eso me falta- dijo Neville, cierta inconformidad y queja en su voz -¡Que me prendas fuego al pantalón!
-No aprecio esa insinuación, Longbottom- replicó Seamus con molestia, dejando su varita en la mesa con severidad -Además, si a alguien le importa darse cuenta ¡Mis cejas han crecido completamente al revés!- exclamó, retirándose poco después, revelando un gran y notable espacio calvo en la parte de atrás de su cabeza (probablemente ocasionado por una de sus famosas explosiones al intentar cualquier hechizo), aspecto del cual Seamus estaba claramente inadvertido.
Los niños rieron un poco ante esto. Neville se acercó un poco a la corona de flores amarillas que había sido dejada en la mesa, la tomó y examinó, reconociendo varias de las especies utilizadas en su fabricación.
-¿Y esto?- cuestionó, casi para sí mismo.
-Es de _____, la terminó antes de llegaras- respondió Hermione con desinterés.
Una sonrisa cálida se apoderó del rostro de Neville, quien dirigió su mirada hacia su amiga, conmovido ante la escena de ella regañando a su primo sin vacilación alguna. El rubio mantenía su mirada en blanco mientras jugueteaba con una de las flores de _____ con su mano derecha, mientras que con la izquierda sostenía su cabeza en agotamiento.
Las mejillas de Neville tomaron un color intenso y estuvieron acompañadas de calor que se acumuló en su rostro. Su sonrisa jamás dejando de adornar sus facciones.
Antes de darse cuenta, Harry, Ron y Hermione ya se habían ido, y el quedó allí solo aún no sabiendo qué hacer con su hechizo.
