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𝔘𝔫𝔞 𝔣𝔯í𝔞 𝔱𝔞𝔯𝔡𝔢 de primavera, ______ se encontraba haciendo lo usual. Revisaba las clases en caso de que algún alumno necesitara de su ayuda, y por el momento iba bien, hasta que llegó la hora de Estudios Muggle con los de último año.
Al principio, desde su oscuro rincón en una parte desconocida del salón, la chica observó con cariño a Neville Longbottom. Lo miraba con anhelo, había crecido mucho para haber pasado tan poco tiempo, además, algo había cambiado en él; se veía más confiado, menos nervioso y tímido, pues aunque aún era callado, ya no temía expresarse. Eso la enamoró aún más. Estaba tan cerca pero tan lejos de él, eran apenas unos metros para estar justo a su lado, pero no podía hacer eso.
Esa tarde se le notaba aburrido, pues apoyando su barbilla en su mano dibujaba en su cuaderno sin prestar mucha atención a la hermana Carrow, quien una vez más hablaba en contra de los muggles. Todo iba normal hasta que Alecto comenzó a hacer preguntas.
-Señor Longbottom- habló con severidad -¿Puede repetirme lo que acabo de decir?
Neville titubeó, mirando a la pizarra para darse una idea pero no había nada escrito en ella. Bajo la mirada y sin vergüenza alguna admitió:
-No, no estaba prestando atención.
El corazón de _____ saltó en su lugar, lleno de orgullo por aquel muchacho. Sonrió ampliamente y silenciosamente lo felicitó.
-¿¡Y por qué!?- exclamó furiosa la profesora, dándole un golpe al escritorio con una regla de madera de un metro de largo.
Neville se encogió de hombros.
-Creo que simplemente no me importa lo que usted tenga que decir- dijo sin miedo alguno. Iracunda, Alecto llevó su mano a la mejilla del muchacho y le dio una bofetada con fuerza. Debido a sus largas y afiladas uñas, rasguñó la piel de Neville y le hizo una pequeña herida en su ceja, de la cual una pequeña gota de sangre se resbaló.
-Eres un insolente- resopló.
______, que era tan defensiva con todo lo que tenía que ver con Neville, se llenó de furor. Se colocó su máscara y puso su capucha sobre su cabeza, lista para saltar a defender al muchacho.
-Puede ser, pero por lo menos yo no vivo de denigrar a los muggles para sentirme mejor conmigo mismo.
Un nuevo golpe le recibió, pero ahora en mano y con la regla de madera que la mayor sostenía. Le había dado muy fuerte, los dedos de Neville habían quedado rojos.
Eso era inaceptable, pero ______ aún no quería salir a la luz, tal vez jugaría un rato con Alecto.
-Wingardium Leviosa- susurró, y con el movimiento apropiado de varita logró que la mujer comenzara a levitar en el aire y se asustara. Sabía que ella le tenía miedo a las alturas, y Hogwarts tenía el techo muy alto.
