Capítulo 10: La matanza 👹🔪

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El día 18 de octubre fue cuando en Oborozuca, Japón, empezaron las masacres. Todo fue este mismo día durante la noche, cuando Mikel, uno de los caza dragones, se bajaba de un autobús. Estaba en la calle 32, cerca de una estación de camiones. El lugar estaba casi alumbrado. El gordito camina hacia el depósito de combustible, quería sacar algunos dulces y bebidas para Ryu y los otros. Fue hasta un túnel donde pudo oír música muy suculenta. Busco el origen de la música y la halló a casi 200 metros de él, era un Chevrolet del 90 nuevo azul turqueza estadounidense. Mikkel lo reconoció, era el auto de Kobayashi, el que hace un día destrozó con sus amigos, a los cuales acaba de dejar en el paradero. Por un momento pensó ignorar el auto y seguir adelante, pero la curiosidad le ganó. Se acerca más al auto, estaba sombreado por una parte, no se veía quien estaba en el volante, pero de seguro alguien lo activó, si no ¿cómo estaría prendido? Además, quedó destruido ¿cómo hicieron para dejarlo com oestaba antes? Mikkel se cuestionó esto y mucho más. Se acerca más.

- ¿Hola?

Pregunta, el auto vota vapor por detrás, se enciendo y gira a la derecha saliendo del túnel para posarse en el primer carril de la carretera junto a una señal de STOP. Mikkel siguió los pasos del auto, estaba alo nervioso, pero no tanto como para asustarse. Cuando estuvo en el mismo carril del auto, mete su mano al bolsillo donde estaba su navja y lanza una pregunta.

-Oiga señora ¿es usted? ¿sigue molesta?

El auto enciende sus luces potentes delanteras, Mikkel se tapa la cara para evitar el destello. Se escucha un derrape y el auto arranca a máxima velocidad en dirección a Mikkel. Este no duda en correr. En los pocos segunos que le dio de ver, notó unas manos negras sujetando el volante y una sonrisa muy siniestra.
Mikkel corrió como desquiciado por la carretera, se cambia de carril para evitar el choque del auto. En un intento, quiere subirse a una moto, pero el Chevrolet da media vuelta y lo alcanza, este vuelve a correr. Le faltaba el aire, no podía gritar, estaba sellado su juicio. El auto no dejó de moverse, era como un leopardo intento chapar a su presa. 
Mikkel corrió y corrió.
Llega a un callejón donde logra traspasar por encima una reja, el auto la destruye con su impacto veloz, Mikkel llega hasta una encrucijada abandonada, se detiene por un momento a respirar y descanzar, pero el Chevrolet le encuentra al salir del callejón con un brinco atroz.
Mikkel continúa corriendo. 
Ambos llegan hasta otro callejón más angosto, Mikkel se mete por allí para evitar el auto, este pasa sin problemas. Llega hasta un lugar sin salida, donde solo había una puerta con llave, contenedores de basura, grafitys de comunismo pintados en las paredes, papeles viejos y latas de cerveza. El Chevrolet se detiene en la entrada del mismo. Mikkel saca la navaja y amenaza a Kobayashi creyendo que es ella la que controla el auto.

-Esta muerta señora.

El auto suelta un gruñido de motor y sin pensarlo otra vez, quien sea que estuviese controlandolo, tira hacia adelante la palanca de cambio y pisa el acelerador. El auto empeiza a avanzar, lento, pero avanza. Mikkel estaba atrapado, no tenía a donde ir, una navaja no le haría nada a un auto demoniaco. Esperó allí asuatdo, hasta que pudo sentir el frontal del auto partiéndole el estómago y aplastando su cuerpo contra el concreto.
Amigos míos, Mikkel acaba de llegar a su fin.

Otro capítulo terminado. Adoro esta historia y espero que la adoren también, los veo después.

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