Capitulo 2: Nuevo pasatiempo 🚗

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Recogieron a Kanna de la escuela y la llevaron a casa, allí ya estaba el remolque dejando el nuevo auto de Kobayashi en el porche.

-Se ve muy bonito.

Otro gruñido por parte de la dragona. El auto era la cosa más fea que uno podría ver, bueno no tanto, pero tenía algo. La primera reacción de Kanna fue su típica cara de 'me importa una verga lo que pase', pero luego abrió por completo los ojos y le gruñó al auto.

-Es lindo no.

Dijo Kobayashi, pero Kanna lo negó, igual a su figura materna ni le importó. Dejó que Tohru se llevara a la niña consigo mientras esta inspeccionaba de nuevo el Chevrolet de la vida de Kobayashi. Se acercó al vehículo, en el capote había una nota que decía:

SE LLAMA MYRANDA, TRÁTALA BIEN.

James LaBey

Era el nombre del dueño del Stand donde lo consiguió, o al menos eso supone ella. Kanna y Tohru, ya adentro las dos, empezaron a ordenar sus cosas, después se hecharon un collotito, Kobayashi no entró hasta una hora después. Tohru la esperaba en el pasillo sentada sobre el escalón que daba paso a la sala.

-Ya esperaba que entraras.

-No debiste.

-Es que quiero, me gusta verte entrar y mejor si es a mi lado.

Fue con su ama y la tomó del brazo, Kobayashi no mostró ninguna señal de miedo o nerviosismo, algo muy raro. Tohru olfateó la ropa de su ama, pero no notó nada extraño, así que la dejó entrar. 
Después de unos minutos, Kanna se puso a ver televisión, tohru preparaba la cena y Kobayashi estaba en su cuarto descanzando. O así era hasta que oyeron gritos desde el comunicador que había pegado junto a la puerta principal, se trataba de un vecino de abajo.

-SAQUEN ESE MALDITO AUTO DEL CAMINO.

Tohru miró por el balcón, vio que no solo era uno, sino como diez quienes se quejaban porque no podían avanzar por la ciclovía debido a que el auto nuevo de Kobayashi obstruía esa ruta. Tohru miró hacia atrás, la chica estoica estaba allí parada en el pasillo, tenía una mirada que parecía la de un psicópata.

- ¿Qué demonios pasa allí afuera?

-Quieren que saques tu auto de allí.

No respondió. Tohru se lo volvió a repetir.

-YA TE OÍ, NO ESTOY SORDA.

Ese grito espantó a Kanna y a su sirvienta.

-Perdón, ahorita vengo.

Hiso a un lado a Tohru y bajó rápidamente al porche del edificio y fue hacia los vecinos molestos. Les explicó que el auto era suyo y no tenía donde ponerlo, pero ellos no querían excusas, querían sacar el auto de allí. Le amenazaron de llamar a la policía y a un técnico para encargarse del auto, que más parecía chatarra. Kobayashi se metió adentro de él, puso las llaves y lo encendió.

-Hola Myranda.

Saludó Kobayashi, el auto encendió sus luces como si respondiera al llamado de su nueva dueña. Cierta dragona sirvienta estaba mirando desde el balcón, estaba con la ira hasta las kaiwas, no quería soportarlo más, deseó ser el auto de Kobayashi. Vio como el auto retrocedía y entraba a la carretera para irse a quién sabe donde.

(EN UNA PLAYA DE ESTACIONAMIENTO)
La playa de estacinamiento de Karmel, un sujeto canadiense que se mudó al pueblo hace cinco años y es una de las pocas personas que siempre están atentas a su negocio. Sus amigos, unos tipos japoneses de sangre, le ayudaban a traer paquetes importantes desde México, Guatemala, Ecuador y Perú, paquetes con contenidos muy confidenciales, y no es droga, sino piezas nuevas de autos clásicos exportados desde Estados Unidos y vendidos en los países ya mencionados, después Karmel los compraba para su negocio.
El auto de Kobayashi llegó dos minutos después de que Karmel saliera del baño, escuchó su bocina que no sonaba muy bien y abrió la compuerta. Detrás de Kobayashi estaba alguien que no se esparaba, se trataba de Ilulu, quien había salido ya de la tienda de dulces debido a la falta de clientes. Kobayashi no se dio cuenta de esto hasta que miró por el espejo retrovisor del centro. La saludo cuando se volteó, esta le devuelve el saludo y pasa junto al auto. Este votaba mucho humo negro desde atrás, era como una niebla tóxica destinada a exparcirse por todo Japón y asfixiar a todos. Karmel no estaba de buen humor ese día, ya que uno de sus paquetes llegó tarde y para colmo, incompleto, así que estaba con un humor de perros ese día. Dejó entrar a Ilulu mientras le gritaba a la otra chica (sin saber que era chica) que se estacionara en el vagón 16.

-APÚRATE TARADO, ESTACIONALO Y APÁGALO ANTES DE QUE NOS MATES A TODOS.

Giró hacia Ilulu, la dragona loca del caos le miró algo seria, aún desconfiaba de algunos humanos, en especial si se trataban de hombres panzones con mala cara. Karmel le tocó el hombro lo cual respondió a un sobresalto de Ilulu. Kobayashi ya salía del auto estacionado.

- ¿Tu le regalaste o vendiste esa porquería?

-No, ni sabía que lo tenía, yo solo la ví pasar, la distinguí y vine hasta acá.

-Put madre, quien sea que se lo halla vendio está loco.

Caminaron hasta Kobayashi. Karmel recordaba que otro sujeto en su país condujo un auto así, pero que después lo desechó y un mes después, se suicidó. Fue hacia Kobayashi muy molesto.

-Escuchame chico...

-Soy una chica señor.

-CÁLLATE Y NO ME INTERRUMPAS.

Ambas chicas se quedaron quietas por el miedo. Ilulu ¿tiene miedo? no creo, pero igual se sobresaltó.

-Esta es la primera y última vez que ese auto entra sin un tubo de escape, si se repite, se echaré a patadas en la calle.

-Ok.

-Ahora, me dijiste que eres una chica, pues yo no te veo así.

-Pues si lo es.

-TÚ CÁLLATE PELIROSA.

La pelirosa se calla la boca. Karmel se que daba miedo, pero más adelante veremos quien sa más miedo aquí. Ilulu retrocede un poco y mira el ambiente, olía como a pizza y gasolina, una combinación inperfecta.

-Quiero dejar dos cosas claras. Uno, yo no me hago responsable de tus problemas y dos, no fumes ni bebas aquí.

-Pero sus amigos están fumando señor.

Interrumpió de nuevo Ilulu, mala jugaba niña. Karmel miró a la pelirosa, fue hacia ella con una sonrisa falsa.

- ¿Quieres que tu amiguito se vaya de aquí?

Miró a Kobayashi, estaba como asustada, se notaba su desesperación por quedarse allí, así que lo negó. 

-Bien, entonces no me vuelvas a interrumpir.

Volteó hacia la chica mayor. Le miraba con cara de fastidio, le señaló con un dedo gordo y le advirtió que n ose aprovechara de su hospitalidad y que se venía aquí y no podía pagarle con dinero, que al menos le pagase con trabajo.

-Si señor. Es más, podrái ser mis pasatiempos sabáticos.

-Me importa un pene.

Ilulu se ríe por esto, Karmel le volvió a mirar con cara de asesino e Ilulu se calla. Les dice que deben irse que iba a cerrar, eso hacen las chicas. Se van caminando por la vereda mientras conversaban.

-Kobayashi ¿por qué compraste ese traste?

-No digas eso, es muy hermoso.

-No lo creo, pero ya que. 

Quería preguntar si estaba bien, pero supuso que si, que razón habría para estar de malas. Kobayashi pensaba en lo que le dijo al señor Karmel, eso sobre trabajar para él los sábados, no era mala idea, siempre y cuando pueda reparar el auto y que sean por las tardes. En la mañana siguiente llamó al señor Karmel para confirmárselo y este aceptó. Un nuevo pasatiempo creado.

Interesante no, bueno mañana o pasado nos vemos con más.

MYRANDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora