MYRANDA

Capítulo 3: Tuercas y amarres ⚙😍

07 de Octubre

Ya había construido parte del auto, eso fue porque después de trabajar para el señor ese día por adelantado. Era increíble que halla progresado mucho a pesar de ser su primer sábado con el señor Karmel. Después de todo lo que pasó, Kobayashi terminó adaptándose a él, hasta era elogiada por algunso de los trabajadores, quienes si aceptaban su feminidad. El auto estaba casi como nuevo y todo gracias a la habilidad calculadora de esta mujer luchona. Karmel a veces juzagaba bien el progreso de su nueva trabajadora, hasta empezó a pagarle por clasificar materiales y limpiar los inodoros, todo eso en su primer sábado, pero Kobayashi ya está acostumbrada. Myranda estaba casi perfecta, para Kobayashi era como ver el dulce más sabroso del mundo. Durante su trabajo en la oficina, ella estuvo debujando en unas hojas recicladas algunos cálculos o algoritmos bien raros para reparar el auto. El día viernes, o sea ayer, despertó de muy buen humor y hasta antes de su hora habitual, desayunó ella sola y ni se molestó en despertar a los demás y se fue a su trabajo sin lentes. Pero podía ver muy bien sin ellos, otra cosa rara. ¿Qué te pasa Kobayashi?
Ahora, sábado siete de octubre del 2017, Karmel le ofreció a Kobayashi cambiar su trabajo de limpair inodoros al de recoger sus envíos en su auto. Al principio la chica se sintió un poco extraña, estaba en medio de hombres grandes y sucios, pero vio que eran buena honda. En un momento de esa tarde, Karmel le juzgo muy bien el trabajo de Kobayashi, se esforzaba únicamente por eso, eso le gustaba más, las personas que se esfuerzan por salir adelante. Se acercó a ella.

-Oye, veo que usas piezas del depósito para reconstruir tu auto, pero sin mi permiso.

Todo eso se lo dijo con calma, no parecía molesto en comparación de otros días.

-Pero si no las necesita.

-Mira, ya te he dicho que no te proveches de mí. De no ser por mí habrías gastado una millonaria con ese auto.

Kobayashi asiente, el Chevrolet estaba quedando casi como nuevo, solo faltaría una pulida, una llanta nueva, reemplazar la luna, un retrovisor y algunos mecanismos adentro. Karmel llevó a Kobayashi hasta su oficina no para regañarle, sino para proponerle algunas cosas. Ellos no sabía que Tohru estaba allí viéndolos, usaba su bloqueo de percepción para no ser vista. Karmel se sentó en su silla e invitó a Kobayashi una cerveza.

-No gracias.

"¿Kobayashi-san rechazando una cerveza?" se preguntó la dragona con cara de sorpresa. Algo pasaba, ella cambiaba día con día. Tohru hasta olía su ropa, parecía como si hubiera pasado por petróleo. Karmel abrió su lata y empezó su charla invitando a Kobayashi a sentarse, ella acepta.

-Por lo que supongo a tí no te sobra el dinero, de no ser así no estarías aquí.

-En realidad si tengo otro trabajo, pero ahora preferí estar ocupada los sábados, sino estaría soportando los berrinches de...

Y se cayó, Karmel no insistió. Bebió su cerveza y tiró la lata a un lado.

-Mira, ultimamente e estado buscando gente que me ayude con mis envíos. 

-Quiere que me encargue de eso.

-Si pudieras.

-Me imagino que si me lo propone a mí, es que no ha encontrado a otro.

Karmel asiente. 

-Entonces acepto. Le ayudaré.

-Bueno, a cambio dejaré que repares tu auto y hasta te pagaría algunos pesos.

-Mejor, muchas gracias.

Y salió de la oficina, fue a su auto, se metió en él y lo acarició. Tohru miraba esto con fastidio, juntó su cabeza a la puerta del auto y luego lo besó.

-Si pudiera ser tú.

"Buena idea" pensó de repente, ella podía hacer eso, poner una parte de su alma en un objeto, como los horrocruxes en Harry Potter. Kobayashi pegó su cabeza al vidrio y se quedó semi dormida, Tohru tocó el vidrio y susurró algo que n ose llegó a oír, luego se fue de allí volando.

(EN LA CASA DE KOBAYASHI)
Kanna y Saikawa estaban allí, jugando naipes mientras Ilulu estaba en el trono haciendo sus necesidades. Kanna iba ganando y como siepre, Saikawa debía frotar su pancita. En una de esas, Ilulu interrumpe este momento para preguntarles dónde estaba Tohru.

-Fue a vigilar a Kobayashi.

Respondió Kanna. Saikawa paró un rato y se levantó junto a su otra amiga. Ilulu regresó a su cuarto para descanzar, dejando a las otras niñas solas. Saikawa miró a Kanna con cara atrevida, esta reconoció eso. 

-Quieres hacer algo Kanna-san.

-Si, quiero comer chocolates.

Saikawa fue a la cocina a buscar dicho dulce y los encontró cerca de una caja de galletas, al parecer estaban abiertas. Regresó con Kanna y abrió la caja rota, adentro habían bombones de chocolate muy suculentos. Kanna cogió uno, Saikawa cogió otro y lo comieron al mismo tiempo. La primera en tragárselo fue Kanna, no sintió nada a diferencia de Saikawa que sentía palpitaciones en su pecho y su calentamiento en todo su cuerpo.

- ¿Qué me pasa?

-Estas bien Saikawa.

Ella miró a Kanna, esta tenía ojitos tiernos y un sonrojo en el rostro, pero ya no estaba en el piso, sino que trepaba por sus rodillas hasta poder tumbarla en el piso con su peso. Saikawa temblaba, no podía salir, aunque tampoco es que se esforzara.

-Kanna-san.

-Saikawa.

La dragoncita acercaba su rostro al de su otra amiga, Saikawa dejó de moverse y solo esperó. 

-Quiero volver a estrechar nuestra relación.

- ¿Cómo...?

Pero no pudo terminar ya que Kanna besó sus labios, hasta le metió la lengua. Saikawa se retorcía para alcanzar a librar sus brazos y abrazarla con mucha fuerza. Kanna saboreaba ese dulzor que provenía de la boca de su amiga, Saikawa hacía lo mismo, pero más exagerado. Cuando se separaron, Kanna empezó a lamer sus mejillas, eso le gustaba a la contraria.

- ¿Quieres ir más allá?

Preguntó Kanna.

- ¿Cómo dices?

-Hacerlo... tu y yo.

Pero no alcanzaron a hacer algo, ya que Tohru entró de repente, haciendo que las dos niñas se separaran. Tohru entra sin su bloqueo de percepción, se veía feliz y algo pilla.

- ¿Que le pasa a tu sirvienta?

-Siempre es así.

Saikawa pensaba en muchas cosas sin fijarse en una sola, Kanna le lamió la mejilla sacandola de sus pensamientos. Tohru va a la cocina y prepara algo simple.
Kobayashi regreso unas horas después.

Otro capítulo terminado. Nos vemos después.