Una memoria nostálgica invadió mi casi inconsciente mente, mientras yacía tirada en el suelo, tratando de recuperar el poco aire en mis pulmones. Este recuerdo era entorno a mis días en el orfanato; aquellos fríos días de invierno donde la soledad era más notoria que en el resto del año, y en el cual muchos niños como yo, en esa situación tan lamentable con la paciente espera de un invierno más cálido de una familia desconocida, eran eternos.
Recuerdo que muchas familias con sus niños iban a dejarnos regalos de caridad, y aunque sus intenciones buenas, para nosotros la imagen feliz en su día diaria que dejaban a los niños abandonados, que éramos en abundancia, era un dolor silencioso. Involuntariamente nos mostraban todo aquello que, desde que nacimos, la vida nos había negado, y con sólo cuatro años de edad, eso era bastante claro para mí. Fue por ese mismo motivo, que mi inocente actuar, me hacía alejarme de esas actividades navideñas y optar por quedarme en nuestra habitación compartida, mirando por la ventana aquella triste situación, que se repetía cada celebración festiva del año.
Claramente ante este comportamiento, muchos niños hablaban sobre, lo que para ellos era, mi irrespetuoso comportamiento, especialmente los niños mayores, y por más que trataba de ignorarlos, me atormetaban incluso por días. Esta situación sólo se agravó meses después, cuando conocí a la Señora Kim Hyo-ri, en una inesperada primavera, quien desde el instante que me conoció, en un evento de caridad, comenzó a enviarme regalos y ropa cara, algo que po supuesto, no le agrado para nada a los niños a mi alrededor, quienes creían que alguien como yo, no merecía tales gestos de cariño.
No juzgaba sus celos, ya que ciertamente todos ahí anhelabamos lo mismo, y que sólo uno de nosotros recibiera esa atención, era injusto por donde se mirara. Pero cuando esas celos escalaron al rencor, fue cuando mi comprensión con ellos se fugó completamente, especialmente el día que varios niños mayores me acorralaron y destruyeron varios de esos juguetes que la Señora Kim Hyo-ri me había obsequiado, fue entonces que aquella situación comenzó a ser habitual.
En cuestión de semanas ese acoso pasó a la agresión física de los niños más grandes, quienes simplemente no soportaban mi presencia, y que por algún motivo, tampoco me animaba a defenderme o hablar con las Monjas de la situación, creo que de alguna manera sentía que merecía aquello, pero solo era una niña muy sensible. Los golpes crueles de estos niños, que a veces se nivelaban a patadas en mi rostro y estómago, jalones a mi cabello, y toqueteo en mi frágil cuerpo, comenzaron a destruir poca a poco mi personalidad y mente. Pero lo que más destruía mi corazón, era que las Monjas no hacían nada al respecto, reafirmando que quizás merecía aquello. Sabía que no era la niña favorita de ellas, pero ninguna tuvo el coraje que salvarme del trauma que comenzaba a crearse en mi interior. La Señora Kim Hyo-ri iba a visitarme una vez al mes, y como no era capaz de hablar de lo que sucedía, las Monjas desde una semana antes, curaban mis heridas y trataban que luciera ante la Señora Kim completamente sana. Habían ocasiones que algunas heridas o moretones no sanaban a tiempo, así que la excusa de ellas y la directora del orfanato era que me había herido jugando.
ESTÁS LEYENDO
Última Melodia De Invierno | Kim Taehyung | +18 | Pausado Temporalmente
FanfictionConstruimos una coraza para protegernos de aquel mundo que tanto nos había golpeado, en diferentes situaciones, pero con el mismo dolor. Cuando llegue a tú familia, solo siendo una niña, marcaste la línea de indiferencia y nunca recibí más que eso...