Me había cansado de este colegio y de su gente, así que decidí matarlos a todos con la pistola que mi padrastro guarda en el tercer cajón de la cómoda. En clase de religión no aguanto más y comienzo por el profesor. Ese viejo repelente e intolerante no sabe de lo que habla. Callo gritos uno a uno. De algo me tenía que servir las prácticas de tiro que me obligaron a tomar. Claro, mi familia pensaba que lo usaría para defenderme y no que sería el atacante. ¡Ilusos! Luego de acabar con mi aula, recargo el arma y salgo al pasillo. Los curiosos son los primeros. Me emociono con los torpes. ¡Que divertido! Todos huyen. Algunos gritan mi nombre. No sabía que lo supieran. Mi nombre resuena varias veces. Brota incluso desde los que creía ya muertos.
̶—Señor Conrad, si no estará atento, mejor salga de clases.
Estoy en clase de religión, a pocos metros del viejo repelente e intolerante, pero no llevo la pistola de mi padrastro.
̶—¿Qué te tenía en las nubes? —pregunta mi compañera.
̶—Soñaba despierto con algo cada vez mejor planeado. Quién sabe si al final lo haga —le respondo.

ESTÁS LEYENDO
No intentes esconderte
Historia CortaSegunda colección de microcuentos varios de Imber Bles ✌🏻🍁.