Esos ojos que no pudieron ver mi devoción.
Esos labios que no quisieron besarme.
Esos oídos que no escuchaban mis plegarias.
Esos muslos que abrazaban otras caderas.
Esos brazos en los que nunca fui bienvenido.
Ese corazón que no supo amarme.
Todo lo separé de su cuerpo y lo guardé con celo. Así llené cada cofre: con mis tesoros.
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No intentes esconderte
NouvellesSegunda colección de microcuentos varios de Imber Bles ✌🏻🍁.