La madre comenzó a preocuparse por su hijo. Estaba anocheciendo.
-Ven, Kevin, nos vamos ya.
El niño se bajó del columpio y corrió hacia ella.
-Mami, hice un nuevo amigo. Está ahí. Te está saludando, mami, salúdalo.
La madre, inquieta, levanta la mano en forma de saludo en dirección al columpio vacío que señala su hijo.
-Sí, nos vemos mañana -responde Kevin a la nada con auténtico regocijo.
Antes de salir del parque, la madre se percata de que el columpio vacío al que se dirigía Kevin sigue meciéndose, rítmicamente, chirriando las cadenas oxidadas que lo sujetan a la base sin ayuda de un brazo furtivo o del empuje de la brisa inexistente.
Mañana su hijo no regresará al parque.
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No intentes esconderte
Historia CortaSegunda colección de microcuentos varios de Imber Bles ✌🏻🍁.