Érase una vez una chica que esperaba que su doble en el espejo la reemplazara en su anodina existencia.
-Venga. No me asustaré. Quiero conocerte. Quizás seas mejor que yo. Quizás mis padres sí puedan sentirse orgullosos de ti. Quizás sí puedas hacer amigos. Quizás sí puedas encontrar el amor. Vamos. Quiero darte la oportunidad de vivir. Yo podría ser el reflejo de alguien como tú, de alguien que me gustaría ser –decía.
La chica no quitaba ojo de sí misma, de su doble burlándose ante sus súplicas.
-¿No quieres? Está bien. Será por las malas. -Se levantó y cerró su puño izquierdo con postura amenazante ante su reflejo, quien la miraba de igual forma, retándola-. Si yo entro tu deberás salir-. Sin más, enterró su puño en el espejo. Éste se deshizo en cristales.
La chica acomodó los trozos más grandes contra la pared y sostuvo uno contra su muñeca derecha frente a su doble. Su doble no actuó.
Cuando la madre entró al cuarto, gritó espantada al ver a su hija en un charco de sangre y a la vez con las piernas cruzadas jugando con sus pulgares en todos los trozos del espejo roto.
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No intentes esconderte
Historia CortaSegunda colección de microcuentos varios de Imber Bles ✌🏻🍁.