“Ya me cansé de todo. Por cansarme, me he cansado hasta de pensarlo, así que lo haré de una vez. Total, no tengo mucho y lo poco que tengo no me extrañará.”
Con estos pensamientos, Arnel se dirigió a la ventana de su cuarto, dispuesto a caer los 6 pisos que le separaban de la muerte, y suplicarle a San Pedro que le permita tener una nube propia.
Ya tenía medio cuerpo fuera cuando una masa cayó desde arriba, rozándole y haciendo que se tambaleara y se aguantara del marco. Quizás fue la impresión lo que le hizo titubear y resguardar nuevamente el pie que colgaba libre a merced del viento nocturno y la gravedad.
Al mirar hacia abajo se encontró con el cuerpo de un joven de su edad extendido sobre el pavimento, ocupando el lugar que creía suyo instantes atrás. Tardó menos la sangre del moribundo en brotar que la gente en acudir al llamado de la tragedia. Hay que estar muy aburrido para esperar que alguien se tire por un balcón y así animar tu monótona existencia.
“El chico de arriba se me adelantó, mejor mañana”, pensó fríamente y cerró la ventana.
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No intentes esconderte
NouvellesSegunda colección de microcuentos varios de Imber Bles ✌🏻🍁.