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Frente a los dos jóvenes de pelo blanco se encontraba la tan famosa academia de héroes, la mejor de Japón, se miraron a los ojos antes de avanzar rodeados de otros aspirantes a héroes que también buscaban aprobar el examen de ingreso.

Para Toya esta iba a ser la primera vez que ingresaba a la U.A. de manera completamente legal y que podría ver las instalaciones correctamente desde adentro y no solo mirar a lo lejos con riesgo a que lo persigan héroes molestos.

Aunque ahora estaba cerca de convertirse en uno de esos héroes molestos, así que no es como si fuera uno para criticarlos.

Mirando el interior de la academia, ambos jóvenes tenían que aceptar que el lugar era bonito y moderno, las voces de los aspirantes a héroes llenaban los pasillos, susurrando para sí mismo frases motivacionales para sentirse mejor, la historia de los héroes o tratando de acordarse las fórmulas matemáticas.

El nerviosismo en el aire casi palpable.

Ambos chicos buscaban el sitio donde se supone que les tocaría realizar el examen escrito, la academia era lo suficientemente grande como para perderse una o dos veces si no conocías los pasillos, luego de un tiempo ambos jóvenes encontraron el lugar.

"¿Por qué esta academia tiene que ser tan grande?" la chica de pelo blanco estaba ligeramente molesta.

"Ni idea" el chico miró por un momento la puerta "Quizás porque tienen más dinero del que pueden gastar" se encogió de hombros.

"Si muy bonito y todo, pero ¿de dónde sacan tanto dinero?"

"¿El gobierno quizás? ¿Inversores interesados en héroes que podrían ser una fuente de dinero a través de la publicidad y mercancías?" el chico se giró a mirarla "Después de todo los héroes producen dinero si son lo suficientemente populares, incluso si nadie lo dice en voz alta" y esa era una de las tantas verdades de los héroes.

"Supongo que tienes un punto"

"Por supuesto, ahora entremos que la gente está comenzando a mirarnos y es molesto" la chica asintió sin más y ambos entraron a una gran sala con una pantalla enorme, las mesas y sillas ubicadas de forma muy parecida a la de un auditorio con la sala de manera semi redondeada.

Ambos jóvenes buscaban la silla que se les asignó a ambos.

"Por aquí queda mi asiento designado te veo luego" sin más la chica se metió entre una de las filas buscando su asiento.

"Quizás el mío quede más abajo" siguió bajando en busca de su asiento, una vez encontrado simplemente se sentó esperando que comenzarán.

Lentamente, la sala comenzó a llenarse con jóvenes, pero sin rastro del profesor que daría inicio al examen, mirando a su alrededor Toya pudo observar unas pocas peculiaridades de tipo mutante, se veían incómodos y recibían más miradas que los demás chicos de la sala.

Los susurros disminuyeron con la entrada de un profesor, más específicamente un héroe de unos cuarenta y ocho años a quizás cincuenta años, Toya recordaba vagamente a este héroe, algo sobre que murió salvando a un grupo de niños de un villano capaz de convertir las cosas en piedra a voluntad.

En ese entonces no le prestó atención, las muertes de los héroes no se suelen pronunciar al público, especialmente si no son héroes populares, los héroes clandestinos son los que suelen morir en mayor medida, de ahí que ser un héroe clandestino no sea muy común, hay mayor probabilidad de muerte.

No es como si los héroes murieran todos los días, pero eso no quita lo riesgoso eso y que la gente en su mayoría al unirse a la profesión de héroes busca fama y dinero, importándoles poco o nada los civiles que se supone deben salvar de los villanos.

De regreso al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora