De regreso al pasado

Hermanos 4

Toya está enojado con su hermana menor, camino por los pasillos de la casa y entro a su cuarto cerrando la puerta más fuerte de lo necesario, las ganas de quemar o congelar todo no le faltaban, pero no podía estallar de esa manera, se quedó quieto un momento en medio de su cuarto, cerrando los ojos y tomando un respiro tratando de calmarse.

Se sentó en su cama, mirando la pared, suspiro y se levantó de la cama y se sentó en su escritorio, abriendo un cuaderno de dibujos, recientemente había intentado dibujar, sus dibujos no eran más que dibujos deformes de un principiante, pero el joven se relajaba haciendo sus muñequitos deformes, no planeaba mejorar en el dibujo, solo quería relajarse.

El dibujar nunca estuvo en su mente, pero sus amigos, especialmente Rumi, insistieron en que intentara algo para liberar estrés o enojo, primero intentaron patinar, pero resulta que Toya no era muy bueno en eso, se cayó de cara más veces en esa hora que en toda su vida, además de que sus nuevos amigos se burlaron a más no poder de su desgracia.

Luego intentaron bailar, pero ninguno de ellos poseía el talento para bailar, parecían tablas moviéndose de un lado a otro, Rumi fue la más decente, pero incluso ella era demasiado rígida a la hora de moverse, al final de la hora acordaron jamás volver a intentar bailar a menos que sea una obligación.

Luego intentaron con plantas y fallaron, las plantas no duraron ni les duraron ni una semana, excepto Hayashi que tiene una peculiaridad relacionada con las plantas, pero eso en esencia es hacer trampa.

Y finalmente llegaron al dibujo, que si bien Toya es horrible en eso, lo reconfortaba, Sato, por otro lado, ya tenía práctica dibujando, de hecho fue ella quien sugirió el dibujo, Rumi ni lo intento, pues no le interesaba el dibujo en lo más mínimo.

Soltando una pequeña risa ante los recuerdos, termino de hacer sus garabatos, los miro ya mucho más relajado, se estiró en la silla una mirada al reloj, revelo que había estado inmerso en los recuerdos y sus dibujos durante casi dos horas.

Mira el techo un momento, parpadeando, la conversación con Fuyumi regresa a su mente y rueda los ojos molesto.

Los días siguientes fueron incómodos en toda la casa o al menos así lo percibió el peliblanco, ni él, ni Fuyumi querían hablar entre ellos, demasiado tercos para dar su brazo a torcer acerca de sus opiniones sobre la familia, solo hablaban cuando era necesario o cuando se trataba de sus hermanos e incluso entonces eran solo unas cuantas palabras.

Los cuatro hermanos estaban sentados en la sala, Fuyumi y Shoto sentados en el suelo con un cuaderno abierto frente a ellos, la peliblanca con mechones rojos explicándole las tareas a su hermano menor, que parecía estar en la nube nueve, se podía notar como la joven estaba comenzando a perder la paciencia con el menor.

"¿Shoto estás prestando atención?", exclamó molesta la niña de cabello blanco con mechones rojos, finalmente perdiendo la paciencia "Sí, no ibas a prestar atención, no me hubieses pedido ayuda" Toya la miro por un momento, el pensamiento de intervenir le vino momentáneamente a la mente.

Toya puede admitir que ni él, ni ella han estado actuando como personas responsables con sus hermanos estos últimos días, puesto que, cada vez que se enojaba con sus hermanos, los ignoraba deliberadamente, fingiendo que ellos no existen.

"¡Yo estoy prestando atención!", el más pequeño grito molesto, mirando molesto a Fuyumi, cruzando sus brazos.

"No lo parece" la única chica en la sala miro a su hermano con ojos molestos, esperando una discusión, el peliblanco mayor se encogió de hombros y decidió ignorarlos, sintió por un momento la mirada de Natsuo sobre él.

"¡Deja de desquitarte conmigo!", el niño de seis años grito con pequeñas lágrimas formándose en los bordes de sus ojos "¡No es mi culpa que tú y Toya estén peleados!", eso llamo la atención de Toya, miro a sus hermanos, observando como el niño salió enojado de la sala.