PERDERTE

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El tráfico está terrible, llegaré tarde a la reunión.

Minutos más tarde...

Serkan llegó a la empresa, ya iba retrasado por unos minutos.

Abrió la puerta.

No pudo reaccionar, no sabía que pensar.

Me ha mirado y se ha quedado quieta, ni siquiera lo ha apartado de su lado.

De repente, recuerdos pasan por su cabeza, Selin que quiso tanto lo traicionó con su mejor amigo, ahora Eda hacia lo mismo

Las palabras no le salen, le da miedo saber la verdad.

Siente que algo en él se destroza, y lo único que hace es alejarse de ellos.

Eda no puede reaccionar, no sabe qué decir, no puede justificarse ante esa situación.

Puede notar tristeza en su rostro, como si se estuviera desmoronando por dentro igual que ella.

Lo ama, pero al verlo así no puede hacer nada, está congelada en ese lugar y de esa forma.

Se alejó, cada paso que daba era como si algo dentro de ambos se destrozara.

Las lágrimas de Eda cayeron y no las podía frenar, su pecho se encogía, la garganta le dolía, quería llamarlo.

Zeyman estaba sorprendido, jamás había visto tanto dolor en Eda.

Muchas veces intentó hacerla sentir de esa manera, pero nunca pudo.

Pero Serkan, con sólo alejarse la destrozó de tal manera que sus lágrimas cayeron sin detenerse.

Eda estaba destrozada, no sabía que hacer, había olvidó que no estaba sola.

Miró al frente y como si encendieran una luz, su cara enrojeció pero de irá.

-¡Alejése de mi! -se soltó bruscamente dejando su brazo y su labio sangrando.

-Te dije que eres mía -musitó observándola de abajo hacia arriba

-¡Yo no soy de nadie y mucho menos de usted, ya estoy harta de verle la cara, estoy harta de que me atormente, lo detesto como a nadie he detestado, no quiero volver a verlo o saber de usted! -Respiró hondo y sintió que un gran peso cayo de su espalda

-¡A mi no me venga a gritar, que sepa que cada vez que la veo me hierve la sangre, eso es un problema para mí!

-Entonces aléjese de mí, porque o si no me voy a encargar de encontrar las pruebas suficientes para hacerlo caer -musitó en forma de advertencia

-Bien, me voy a alejar, pero sepa que usted sólo es una perra -Le dijo mirándola con asco.

Eda sintió hervir su sangre y sin pensarlo dos veces, cerró su mano en forma de puño, le dió un puñetazo en la cara y su nariz comenzó a sangrar.

Cuando iba escaleras abajo, varias veces intentó caer.

Cuando llegó al primer piso, espero un momento mientras se calmaba, y se dirigió a la mujer que se encontraba allí.

-Buenos días, disculpe ¿A visto al Sr Bolat por aquí?

-Si señorita, lo he visto salir hace unos cinco minutos -La observó queriendo preguntar que era lo que sucedía.

-Gracias -Y salió de la empresa.

No lo encontró por ningún lado, ya era hora del almuerzo.

No iba a volver a la empresa, se dirigió a su casa, los tacones le estaban matando los pies, había corrido y había estado todo el tiempo de pie.

Cuando llegó se quitó los tacones, tenía unas ampollas horribles, metió los pies en una ponchera con agua fría para quitar el dolor de sus pies.

Cuando ya se sentía mejor, se quitó la ropa quedando solamente en ropa interior y se recostó en su cama.

Después de unos instantes el suelo le ganó y se despertó ya pasada las siete.

Se dirigió al baño, estuvo un buen tiempo organizando sus pensamientos y luego se dirigió a la cocina, preparó algo ligero y se volvió a acostar hasta el otro día...

Mi Jefe, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora