EDA, SERKAN Y LA RUBIA

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Pasó una semana, Serkan tenía que volver, se había ausentado mucho y Eda rogaba que volviera ya que todo se complicaba con los clientes sin su presencia.

Eda se levantó, estaba nerviosa, vería a Serkan otra vez, se colocó ropa ligera y salió, cuando llegó a la empresa saludó y se dirigió a las escaleras, llegó al tercer piso, no había llegado María la secretaria y en una silla se encontraba la rubia.

Se abrió el ascensor y apareció Serkan, Eda se quedó observándolo, en su mirada pudo ver un atisbo de tristeza que rápidamente se convirtió en irá, él no la miraba a ella, observaba a la rubia que se dirigió a él.

-Serkan, necesito hablar contigo, a solas -y me miró con asco.

Serkan no dijo nada, observó a Eda, ella no pudo reconocer nada en su mirada.

-Sigueme -y se adentró a la oficina con la rubia.

Eda quedó atónita, no le gustaba lo que habia sucedido, ¿quién era ella?, ¿por qué se sentía así?

Cuando Serkan llegó a la empresa lo primero que vió fue la mujer que un vez amó, recordó los momentos con ella, en lo que solo él era feliz, sintió nostalgia, de repente apareció la imagen de ella con su supuesto amigo, la odiaba como a nadie y ahora amaba a otra persona, observó a Eda y no le pudo sostener la mirada...

Eda estaba preocupada, no le gustaba la mirada que vió en él, además de que esa rubia no le daba buena espina.

No aguantó más, abrió la puerta sin tocar...

-Te amo -y la rubia se abalanzó sobre Serkan, estaba apunto de besarlo.

-Serkan, recuerda que hay una reunión en una hora -y fulminó a la rubia con la mirada.

-Para ti querida es el Señor Bolat y está ocupado -dijo la rubia encarándola, Eda le pensaba responder.

-Gracias Eda -en su rostro se dibujó una sonrisa -puedes retirarte Selin -interrumpió Serkan.

La rubia salió furiosa sin mirar a ninguno de los dos...

Cuando no se lograba visualizar a la rubia. Eda se acercó al escritorio, tomó unos papeles entre sus manos y los comenzó a revisar

Las palabras estaban a punto de salir de la boca de Serkan, pero se vieron retenidas por una voz conocida...

-Buenos días

-Buenos días Efe -respondieron al mismo tiempo.

En el transcurso del día, la reunión resultó más fácil de lo que fue la semana anterior.

Cada vez que Serkan quería hablar con Eda alguien llegaba y los interrumpían.

Eda aún no estaba preparada para hablar con Serkan y, por otro lado estaba la rubia...

Pasó una semana, tanto Serkan como Eda no habían podido aclarar las cosas. Efe siempre se encargaba de interrumpirlos y la rubia no había aparecido.

Lunes en la mañana

Eda se levantó, se alistó y se dirigió a la oficina a la parada del autobús, había bastante gente. Llegó a la empresa y se dirigió a la oficina.

Al abrir la puerta ahí estaba Serkan y Selin. No se percataron de la presencia de Eda y ella no los alertó.

-Serkan, te amo vuelve conmigo.

-Selin, no me vengas con eso, lo ví con mis propios ojos.

-Pero yo te amo

Eda, no quiso escuchar más. Salió entrecerrando la puerta.

-Maria, me voy a ausentar hoy, surgió un contratiempo.

-Entendido, señorita Eda, ¿el señor Serkan ya sabe?

-No, por favor dígale cuando llegue Efe.

-Entiendo señorita Eda, eso haré.

Eda salió, no quería llegar a casa. Se dirigió a un bar que se encontraba cerca de la empresa.

Se dirigió a la barra y pidió una copa de vodka.

Serkan llegó a la empresa, bajó del ascensor. Selin se encontraba sentada esperándolo.

Cuando la rubia lo vió,se acercó a él.

-Serkan, necesito hablar contigo por favor.

-Sigueme -dijo de manera fría

Se adentraron a la oficina...

-Selin, ¿que haces aquí?, Acaso no te quedó claro que no quiero volver a verte.

-SELIN, ¡sal de aquí!, no quiero volver a verte en mi vida.

Salió furiosa, salió para no volver

Dos horas después

-Maria, ¿No ha llegado Eda?

-Si señor, llegó hace rato, pero dijo que se tenía que retirar.

-Maria, cancele todas las reuniones de hoy. Efe no viene, y yo me voy a ausentar.

-Si señor.

Serkan se dirigió al bar de siempre...

Serkan llegó al bar. Como siempre había mujeres delgadas y con ropa provocativa. No estaba para eso. Se dirigió a la barra, se situó cerca de una mujer que tenía la cara recostada sobre la barra.

-Oiga, no se me acerque -estaba demasiado borracha.

Cuando Serkan la vió, se sorprendió, ¿que hacía Eda ahí?, además tan ebria.

-No lo voy hacer -la enfrentó

-Eeehh -se levantó de la silla.

No se podía mantener de pie, cuando iba a caer se agarró de la camisa de Serkan. Lo miró a los ojos:

-Idiota -y le pegó un puñetazo en el pecho, sin embargo, no tenía fuerzas.

-Pago la cuenta de la señorita -se dirigió al barman.

La levantó en brazos y se dirigió al auto. Ella pataleaba, sin embargo, su fuerza había disminuido. Abrió la puerta y la acomodó en el asiento trasero.

Cerró la puerta, encendió el auto y se dirigió a su apartamento.

Después de unos momentos llegó al apartamento. La tomó en sus brazos, ya estaba calmada, entonces subió con tranquilidad.

Abrió la puerta con algo de dificultad, la acomodó sobre la cama. Se acercó a ella, Eda al verlo tan cerca colocó sus brazos alrededor de su cuello. Serkan se sorprendió, intentó retirar los brazos de Eda.

-No te alejes de mí, por favor -y aumentó la fuerza.

-No lo haré, pero sueltame -Eda accedió y retiró sus brazos del cuello de Serkan

-Necesito hablar contigo Serkan -y se recostó en la cama cerrando los ojos.

Serkan la observó y no dijo nada. Eda empezó hablar:

-Zeyman fue una persona de mi pasado y una nada agradable -y se le hizo un nudo en la garganta

Serkan se quedó sin palabras, por su mente pasó cuando Eda se desmayó y de alguna manera sintió que las cosas iban encajando.

-Zeyman helaba mi cuerpo con solo mirarme, cada vez que me tocaba me lastimaba. Huí de él, pero volvió a aparecer y no pude hacer nada. Volví a sentir ese miedo, mi cuerpo no reaccionaba. Apareciste, ver cómo te ibas me hizo liberarme de ese miedo y enfrentarlo.

Conectó sus ojos con los de Serkan, en ellos descubrió un atisbo de tristeza. Sus lágrimas empezaron a salir de sus ojos, Serkan al ver esto, comenzó a limpiar las lágrimas de Eda.

Mi Jefe, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora