Viaje a la Tercera Realidad

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BARRON, ARDY y MONETT entran a la taberna y toman una mesa cercana a la salida.

MONETT — Tengo la esperanza de que Forest pueda contestarnos eso... Parece saber bastante de "universos alternos" y cosas así...

BARRON — Lo sé... Yo era el que estudiaba esos temas con él...

VIENNA y FOREST avanzan por el bosque; la chica aparta pequeños estorbos del camino con una rama larga que porta a modo de bastón.

VIENNA — ¿No es esto extraño? Es como... arrancarle el asta a un ciervo...

FOREST — Te acostumbrarás... Podrás conseguir más bastones como ese cuando me haya vuelto un árbol...

VIENNA — (Tomándose un momento). ¿Por qué estás haciendo todo esto por mí, en lugar de buscar esa Piedra que tanto necesitas para... no morir, básicamente?

FOREST — No le temo a mi destino... (Haciendo una pausa). Aunque, si te soy sincero, tampoco esperaba que el desborde comenzara tan pronto... ni tan rápido... Confío en que Monett tendrá entre sus mercancías alguna Piedra Terrestre... Siempre tiene alguna en su bolso... (Frenándose ante la taberna). Bueno, henos aquí...

Los otros tres les ven llegar por la ventana.

MONETT — Por el Arconte... ¿Qué...?

BARRON se levanta y tras él lo hace también MONETT;  ambos contemplan, pasmados cuanto menos, a la joven que acompaña al brujo.

BARRON — Resurrectionis miraculum... Tenebris magicae...

ARDY — ...¿Eh?

MONETT — (Voz baja, sin dejar de mirar al frente). Es latín... Tampoco es tan difícil de entender...

BARRON — ¿Desde cuándo tienes esas habilidades oscuras?

FOREST — Sabes que como brujo Terrestre, jamás desafiaría el curso natural de la vida... Nuestra Vienna ya no volverá con nosotros, pero su cuerpo... Su cuerpo ahora le pertenece a Milena... Alguna fuerza le trajo a esta realidad; estoy convencido de que es por algún motivo...

BARRON — ¿Otra Milena?

ARDY — (Emocionada). ¿"Otra Milena"? ¡Esta es mi hermana! ¡Es mi hermana!

ARDY se levanta bruscamente y se arroja sobre la otra. Luego de un momento, VIENNA le toma con ambas manos del rostro, mirando directamente a sus ojos, perdiéndose en su profundidad. Una chispa se enciende en ellos, propagándose al corazón de VIENNA, haciéndole saber que realmente ha encontrado a su otra mitad.