Hay una reunión donde se planifica cómo tratarán con el parto de Kushina. Es con el consejo presente ya que una Jinchūriki dando a luz no era algo que se tomaran a la ligera. Kakashi observó y escuchó en silencio el tira y afloja entre Minato y los ancianos sobre sus decisiones. El Hokage parecía listo para abandonar la oficina más de una vez.
—Deberian dejar que yo elija a los Anbu adecuados para encargarse de custodiar a la Jinchūriki. Minato no es imparcial. En cambio yo no tengo ningún impedimento emocional para para hacerme cargo de ésta tarea.— ante ello los anbu en el cuarto no dieron ningún indicio de molestarse por las palabras de Danzo. Kakashi suprimió un resoplido y miró al Hokage esperando su respuesta.
—Todos son capaces de proteger la aldea y mantener el sitio donde sucederá el parto a salvo de cualquier ataque. Quienes ya fueron asignados tienen mi absoluta confianza. Además, lo más importante para mantener segura a la aldea y controlar la situación de Kushina es el tener expertos en sellos y para eso estoy yo Danzo san.
La forma en que Danzo miró a Minato le recordó que no sentía ningún respeto por él. Se podía sentir la tensión en el ambiente y los demás ancianos bebieron té fingiendo no darse cuenta.
—La partera a cargo será mi esposa y los ninjas médicos que asistirán ya fueron decididos.— Hiruzen continuó la conversación como si Danzo no hablara con Hokage como si de un niño molesto se tratara.
—¿Qué sucederá si ocurre algo que necesite de tu presencia Minato?— Danzo igualmente siguió presionando el tema.
—Si eso ocurre, cumpliré con mi deber.— fue una respuesta simple y Kakashi podía ver a través de la apariencia tranquila de los ancianos. Todos esperaban que Danzo o Minato reaccionaran de mala manera.
—Minato no es el único experto en sellos. Si llegara a darse el caso de que se necesite la presencia del Yondaime esa persona puede ocupar su lugar.
—¿De quién hablas Hiruzen? Pensé que solo contábamos con Uzumaki y Minato como los únicos expertos en ese tipo de sellado en Konoha— eso sí llamó la atención de los demás ancianos y Kakashi notó como Minato se tensó.
Los secretos del sellado Uzumaki se pasaban de una generación a otra. Kushina los había heredado de Mito Uzumaki antes de que ella se convirtiera en la siguiente Jinchūriki. Y aunque Mito se había unido al clan Senju al casarse con el primer Hokage no había entregado sus conocimientos ni pergaminos del clan Uzumaki a ninguno de sus descendientes. Solo había dado los secretos del sello Byakugō para el clan Senju el cuál Tsunade logró utilizar con éxito. Kushina recibió todo antes de que Mito muriera, después Minato aprendió de dichos pergaminos por Kushina. Se suponía que sus conocimientos debían pasarse a sus hijos.
Otros shinobis lograron técnicas de sellado pero ninguno como el del clan Uzumaki, muchos de los sellos robados generaciones atrás estaban juntando polvo porque no fueron descifrados. Y los que sí no eran perfectos ya sea porque no se podían descifrar totalmente o por la cantidad y control de chacra que se necesita para los más complejos.
—Entonces usted no fue quien selló a la bestia de tres colas en esa ninja médico.— la historia oficial era que los ninjas de Kiri convirtieron a Rin en una Jinchūriki con un sello defectuoso que luego fue arreglado. Nunca se aclaró quién arregló el sello pero se asumió que fue Minato al reconocer los mismos patrones del sello de Kushina.
—Nunca dije que fui yo quién arregló el sello.— Hiruzen suspiró por la respuesta de Minato y Kakashi sonrió un poco por las miradas que recibió.
—Entregar los secretos del clan Uzumaki es algo peligroso Minato. Puede que tú no lo comprendas por no haber pertenecido a un clan importante y que tu esposa tampoco lo entienda por haber crecido sin una guía adecuada, pero los secretos de cada clan se mantienen así por una buena razón ¿a quién le diste esos conocimientos?— Danzo ya debería saberlo por lo tranquilo que estaba y solo había usado ésta ocasión para confirmar lo que ya sabía.
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Reiniciando (1)
FanfictionKakashi recordaba cada mala decisión, cada error, cada pérdida... y aún así cuando supo que su vida estaba a punto de llegar a su fin no pudo evitar sonreír. ¿Tenía asuntos pendientes? ¿Promesas que cumplir? ¿Arrepentimientos? la respuesta a todo er...