La cara de Rin cuando lo vio en la recepción del hospital lo hizo sonreír. Era como si no lo hubiera visto por meses y sería cierto de no ser porque claramente fue identificado cuando acompañaba a Kushina en sus revisiones y cuando estuvo durante el parto.
Rin nunca le había hablado, pero siempre le dirigió una mirada para hacerle saber que sabía que era él quien vigilaba.
—Kakashi es bueno ver tu cara, bueno, una parte al menos...— sonrió dándole un escaneo rápido con la mirada en busca de heridas o signos de enfermedad visibles sin disimulo alguno. Al terminar su sonrisa se esfumó rápidamente y Kakashi sonrió aún más. Estaba preocupada porque sabía que él no pondría un pie en el hospital a menos que fuera necesario y si quería visitarla hubiera ido a su departamento —¿Qué está mal?
—Maa... Rin-chan, tal vez solo tenía ganas de verte— habló perezosamente y se encogió de hombros.
No se estaba arrepintiendo de lo que vino a hacer aquí, pero extrañaba hacer que ella se crispara un poco.
—Sí claro, dime qué tienes— se cruzó de brazos y no era tan divertido cuando notaba que ella aún tenía unos pocos centímetros más que él, así que dejó las payasadas y decidió ir al grano.
—Necesito saber si estoy cerca de tener mi calor y llenar la ficha médica que me pidieron hace meses.— ser reacios a los chequeos médicos era algo habitual entre los shinobis y los ANBU usualmente completaban esos datos luego de no tener más opción.
Su capitán no había exigido su ficha médica actualizada y probablemente él tampoco presentó la suya.
—¡Eso es maravilloso Kakashi! planeaba emboscarte en cuanto comprobara que no estás en ninguna misión. Estuve revisando tu registro y no tienes un chequeo desde que pasaste por tu presentación.
—Creía que esos registros eran privados— comentó dejándose arrastrar del brazo por el hospital.
—No para tu médica de cabecera— Kakashi resopló ante esa explicación. Entraron a un consultorio donde ella comenzó a rebuscar en un archivero hasta sacar una carpeta amarilla que tenía su nombre en una etiqueta. Kakashi levantó una ceja cuando lo miró seria, dejando atrás toda diversión —Hablando en serio, si quieres tener otro médico de cabecera puedes decírmelo. Solo tomé tu archivo porque la doctora a cargo de tu última revisión se jubiló y me ofrecieron a sus pacientes shinobis. Así que si hoy quieres que te revise lo haré y luego te recomendaré otros doctores. Como tu amiga no puedo estar tranquila sabiendo que no te haces ningún control y andas por la vida...
—Rin— la interrumpió antes de que siguiera su discurso de amiga-médica —No creo que necesite tantos controles, pero si voy a hacerme algunos quiero que tú seas quien los haga.
—¡Bien! No te dejaré en paz, cumplirás con todos tus controles mientras estés bajo mi cuidado— sentenció antes de abrir la carpeta y sacar una ficha de una pila sobre el escritorio. —Empecemos con el chequeo, luego analizaré tus niveles de hormonas y feromonas. Después llenaré la ficha para que le entregues a tu capitán...
Y así comenzó la tortura, mejor conocida como chequeo médico. Lo primero fue tomar la muestra de sangre, lo cual fue rápido. Luego se dejó mover hacia una balanza y vio su sonrisa cuando anotó el peso y altura.
Sintió un poco de irritación cuando fue felicitado como si fuera un niño por los pocos centímetros que ganó en todo el tiempo que no se vieron. Se dejó seguir siendo tocado por las manos resplandecientes de Rin mientras también anotaba cosas.
—Voy a necesitar revisar la glándula de tu cuello— dijo mientras tomaba sus muñecas con sus manos resplandeciendo con su chacra y su mirada concentrada. Él asintió sabiendo que su máscara unida a su camiseta era lo que impedía que ella viera su glándula. Cuando sus muñecas fueron liberadas se mantuvo inexpresivo antes de tomar su máscara ante la mirada atenta de Rin y bajarla de un tirón para dejar al descubierto su cuello —¿Otra máscara? ¿En serio Kakashi? No es gracioso.

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Reiniciando (1)
FanfictionKakashi recordaba cada mala decisión, cada error, cada pérdida... y aún así cuando supo que su vida estaba a punto de llegar a su fin no pudo evitar sonreír. ¿Tenía asuntos pendientes? ¿Promesas que cumplir? ¿Arrepentimientos? la respuesta a todo er...