Capitulo 4

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Volvemos al punto de narración de Mai.

Me desperté a las 7 am, tomé una ducha rápida, me vestí con unos jeans negros, un jersey fino de lana violeta y botines negros, cogí mi bata guardé mis gafas en un bolsillo, la libretita, un boli y la tablet, sin olvidar lo más importante, mi tarjeta de identificación. Eran las 7:30, aun tenía tiempo de desayunar antes de ir a ver a Ikaed. Tomé dirección hacia la planta -2, donde estaba el comedor y la lavandería. Me dirigí hacia el mostrador para pedir una ración de tortitas con sirope de chocolate y fresas. Me sorprendió lo rápido que me sirvieron, en menos de 2 minutos ya estaba sentada en una mesa empezando a comer.

Casi no tarde nada, solo eran las 7:45, me dirigía hacia la puerta cuando pensé en que a lo mejor no le daban alimento a Ikaed, después de todo, nadie de aquí parece saber como cuidar a un predator. Así que me dirigí de nuevo al mostrador y pregunte si podían darme un trozo de carne cocinado y sin cocinar. Al cocinero le sorprendió mi pregunta, pero aceptó de todos modos. Cogí la comida en una bolsa y me dirigí hacia la estancia donde se encontraba Ikaed.

En la puerta de esta me esperaba Verio. Me dio los buenos días y preguntó que era lo de la bolsa, le respondi que era un secreto, no lo tomo a mal y me comentó que a partir de ahora no podría volver a soltar a Ikaed, pero que habían aumentado el alcance de las cadenas para que tuviera algo más de movilidad. También me comentó que hoy sería la última vez que me esperaría aquí, que a partir de ahora era libre de entrar y salir de la estancia durante las horas de trabajo. Y para finalizar me explico en qué consistía mi trabajo. Básicamente era tratar de que el predator aprendiera sobre la raza humana y yo aprendiera sobre la raza de la que el proviene. Me pareció justo, y se fue dejándome a mi aire.

No espere más y entré a la sala, la habitación se iluminó cuando entré, al fondo estaba Ikaed sentado en la cama plegable, mirándome como hacía siempre. Me acerque con cautela, esta vez no gruñó.

-Me-i- Dijo, yo asentí.

-Ikaed- Respondí, el asintió, me hace feliz decir su nombre y más aún cuando el asiente a modo de saludo. El miró la bolsa, la señaló y ladeo la cabeza. Cuando iba a hablar un rugido salió del estómago de Ikaed, mi corazón se encogió al saber que estaba hambriento. Me arrodille en el suelo dejando la bolsa a un lado y saque el recipiente que contenía la carne cocinada.

Abrí el envase y vi como Ikaed se me quedó mirando le enseñe lo que era, pero aún así ladeo la cabeza.

-Carne- Dije, haciendo signos de que lo comiera, no lo entendió de todo, pero alargó la mano, cogió un trozo , lo olisqueo como un perro y luego lo comió.

-Car-n'e- Volvió a decir despacio, yo asentí feliz de que lo entendiera. Entonces le di el recipiente entero y comenzó a comer. Aproveche para enseñarle más cosas.

Señale la carne y dije- Comida- Espere paciente a que tragara para ver si repetía lo que le dije. Y así fue, cuando acabo de tragar señaló la carne y repitio lo que dije.

-Comi-dha- Repitió despacio, yo asentí.

- Te gusta?- Pregunté, el ladeo la cabeza, entonces trate de explicarle mediante señas, me llevo un buen rato que comprendiera. Pero lo hizo.

-Se-i, car-n'e ghus'ta- Dijo, me llene de felicidad al escucharle decir una frase completa, bueno más o menos, sonreí tanto que hasta me dolieron las mejillas.

Entonces cuando vi que no le quedaba carne en el recipiente, saque el de carne cruda nada más abrirlo voló de mis manos como si jamás hubiera existido, Ikaed me lo quito de las manos en cuanto le quite la tapa al recipiente y empezó a comer con cierta velocidad, me dio un poco de ternura, parecía un niño pequeño disfrutando de su postre favorito.

Cuando Ikaed acabó de comer me dio los recipientes de la carne. Aún eran las 9 de la mañana, no sabía por donde empezar, tenía que enseñarle a este ser gigantesco la cultura humana. Se que primero que nada va el habla así que pensé en leerle un libro y que el fuera repitiendo lo que yo le decía.

Con esa idea en mente, me decidí a salir a buscar un libro.- Espera aquí, enseguida vuelvo.- Por supuesto, el no entendió, pero no puso objeciones en que me fuera. Le llevé los recipientes al cocinero y no se como conseguí unos libros para niños que podía usar para enseñar a hablar a Ikaed. Con todo listo volví de nuevo a la estancia en la que me esperaba el predator.

Al volver Ikaed estaba tumbado, de lado cara a la pared, me pareció extraño, así que me acerque lentamente. No sé inmutó ni un poco, probé a moverlo suavemente en el hombro y nada, parecía estar dormido. Me quedé pensando en que hacer, si debía despertarlo o no. Al visualizarlo tan tranquilo, decidí tocar un poco su piel, tenía una textura tan rara que me fascinaba, pasé cuidadosamente la mano por su brazo, subiendo poco a poco, tocando sus rastas y finalmente bajando por su espalda. Todo el me tenía fascinada. Me acercaba a la espalda baja cuando en un movimiento rápido me agarró de la muñeca y tiro hacia el. Dejándo solo unos escasos cm de distancia entre nuestros rostros, me miraba fijamente a los ojos, sus ojos verde esmeralda me tenían hipnotizada, podía sentir su aliento en mi cara debido a la cercanía.

No pasaron más de unos segundos cuando me puse nerviosa por la cercanía y mis mejillas comenzaron a arder.

-Yo... yo solo... solo trataba de ver si estabas dormido de verdad.- Sabía que no podía entenderme pero mi mente me obligó a decir eso. Trate de soltarme de su agarre pero no podía, desvíe la mirada, estaba muy nerviosa, mire mi muñeca esperando que entendiera que quería que me soltara. Al cabo de unos segundos entendió, y me soltó. Me aleje rápidamente, tratando de recuperar la idea inicial.- Mira Ikaed- Llamé su atención.- He traído esto para enseñarte a hablar!- Dije emocionada. Entonces me volví a acercar a una distancia prudente y me senté en el suelo. Ikaed se sentó en la cama y se quedó mirándome por un momento. Movió su posición, ahora se había sentado a un lado de la cama en lugar de en el centro. Ladee la cabeza para que me explicará que quería. Dio unos toques a su lado para indicar que me sentara. No me creí que lo dijera en serio hasta que extendió su mano hacia mi, yo la tomé y me dio un tirón con el que me llevo directa a su lado en la cama. Me acomode como es debido y segui explicándole.

Me llevo un rato hacerle entender que le iba a enseñar a hablar nuestro idioma. Al principio no estaba muy interesado en la idea, pero acepto.

Comenzamos a leer el libro de niños, y se me fue todo el día enseñándole a hablar. Ni siquiera hice el descanso para comer y habría seguido encantada de enseñarle toda la noche si no fuera porque el doctor Verio apareció diciendo que iba a apagar las luces. Me llevo todo el día, pero conseguí que aprendiera algunas cosas sencillas como que significaba "hola, adiós, buenos dias/noches, hasta mañana..." y también a conjugar los verbos más necesarios y básicos de día a día como el verbo ser, estar y querer. Que son los que aparecían en los libros que habíamos leído esta tarde.

-Ya es la hora? Me gustaría quedarme un poco más.- Pedí a Verio, sorprendido de mi petición aún así la rechazo.

-No, no puedes, hay un horario que cumplir Mai. Tienes que hacer lo que pone, además te he dejado ya bastante tiempo, tu turno acababa a las 9 y son las 9:40, a este paso no te dará tiempo ni a cenar antes de dormir. Así que venga, a tu estancia.- Solo llevamos un día como compañeros de trabajo y ya se parece a un padre.

-Si Verio, ya voy.- Dije triste.- Buenas noches, hasta mañana Ikaed.- Me despedí de Ikaed con una mirada triste. El solo asintió con cierto desdén, cada vez que entra alguien que no soy yo se pone a la defensiva. Es como si cada vez que entra alguien más se enfadara. Recogí las cosas y segui a Verio, pero en la puerta me gire hacia Ikaed para decirle adiós con la mano antes de salir.

Tal como dijo Verio, fui a cenar al comedor y me fui a mi estancia, donde me cambié y me acosté para mañana. Un nuevo día una nueva razón para despertar.

Estudiando a un YautjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora