Capítulo 12

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Narra Ikaedhth sobre los hechos de los capítulos anteriores.

Ella estaba ahí, justo delante de mí, casi tenía su mano unida a la mía pero... no llegó. Escuche un disparo mucho más fuerte y... la vi ahí, delante mía, con la ropa llena de un fluido rojo carmesí que propagaba un olor peligroso para ella, el olor a muerte. Sólo fueron unos segundos los que estuvo de pie delante mía y... callo en mis brazos, me arrodille con ella para colocarla boca arriba y ver que estaba sufriendo por la herida. Jamás se me olvidarán esos ojos cristalinos que mostraban como iba perdiendo la vida poco a poco. Estaba absorto en ella, no podía mirar a otro lado, escuche como el macho ooman que estaba con nosotros me llamaba mientras intentaba cerrar la puerta, cosa que consiguió en pocos segundos. Sólo alce la vista un instante para ver de dónde vino el disparo y... allí estaba, aquel ooman que casi la mata por primera vez en mi celda. Tenía claro una cosa, si volvía a encontrarme con el...

Lo mataría.

Mai puso una de sus manos en mi mandíbula y la acarició, atrayendo mi atención, para suplicarme que nos sacara de ahí. Cumplí el deseo de mi querida amiga ooman y huimos en mi nave. Nada más poner el piloto automático la lleve a la  sala médica y la recosté en la cámara de cicatrización. El macho ooman y yo nos quedamos para ver si despertaba, en ese poco tiempo entablado una pequeña conversación, he de admitir que no me cae bien el ooman, pero tampoco es que lo odie a muerte. Al cabo de un tiempo, cuando parecía que su herida sanó, ella parecía no respirar. Apague la máquina, ella ya no despertaría, ya no hablaría más conmigo, ya no podría disfrutar su compañía, ya no podría aprender más con ella, ya no... volvería a verla sonreír. Estaba vacío, no sentía... nada, ya no me importaba nada en este planeta, hasta el kainde amedha que se me escapó y capturaron los oomans ya no me importaba.

El macho ooman me pregunto que qué haríamos con ella, eso me enfado tanto que estuve por arrancarle la columna vertebral, empezamos a discutir. Pasaron unos 10 o 15 minutos hasta que nos calmamos, después de todo tenía razón, debíamos enterrar su cuerpo.

Estaba por responderle cuando tras de mi escuche esa voz tan dulce de ella. Al girarme, creí que no vería nada pero, estaba allí... de pie frente a mi, de nuevo... y con su dulce sonrisa. El macho ooman la abrazo fuertemente, yo seguía en shock, estaba ella ahí mismo, viva y esperándo a que le dijera algo. Cuando el macho ooman se apartó ni siquiera le deje dar un paso, la agarre de la cintura y de la cabeza y nos unimos en un deseado abrazo. Había vuelto, justo cuando creí que jamás lo haría de nuevo.

Y ella me juró... que jamás la perdería.

No fue mucho después cuando logramos llegar a un lugar seguro en una jungla. Al parecer, durante la huida, el macho ooman había recogido mis instrumentos de caza más necesarios, fue de bastante utilidad, ya podía investigar el terreno. Pero mi pequeña amiga ooman quería salir de la cueva, aun no estaba curada del todo, no quería arriesgarme a perderla de nuevo. Pese a todos mis intentos no pude lograr que se quedara en la cueva junto a la nave y salió a explorar, me preocupaba que no fuera a volver así que mientras ella caminaba por la vegetación, yo rápidamente investigue la zona, comprobé si había algún peligro y volví a buscarla, ya no estaba donde la deje a descansar, me preocupe bastante así que seguí su rastro y la encontré junto a un río. Con solo su camiseta y sus pantalones remangados mojados por el agua, al parecer había hecho una lanza con unas lianas y unas piedras para intentar pescar, estaba camuflado así que no podía verme. Me escondí en la maleza a ver si lograba coger algún pez, no esperaba que cogiera alguno pero, estaba equivocado, logró coger unos 4 peces bastante grandes para un ooman. Cuando salió del agua estaba mojada desde la mitad del pecho hasta abajo, la camiseta, al ser fina, se le transparentaba un poco y el resto de la ropa se le ceñia, dejando ver su figura que, aunque no fuera como la de las hembras de mi raza, era bastante atractiva. Ella continuo andando de regreso a la cueva, yo la seguía saltando por los árboles, al parecer un pequeño mamífero salió de la nada y la asustó, porque dio un pequeño salto, lo siguió encontrándose con algunos más y con la lanza los cazo. No me esperaba que supiera cazar, bueno, más o menos.

Estudiando a un YautjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora