Capítulo 28

445 46 4
                                    

-*Ikaedhth, ya basta*- Ordenó el anciano yautja, imponente y feroz.-* Tenemos que hablar*

Ikaedhth, tan sorprendido como furioso por la interrupción del Gran Elder, no tuvo más opción que obedecerle. Bajo su puño, aún apretado con fuerza, a su lado. Suspiró pesado y se aparto de su hermano, no sin antes dirigirle una profunda mirada desbordante de odio, luego lo ignoro y recogió la bolsa de fruta que tiro segundos antes.

-*Si, Gran Anciano, como usted desee.*- Aceptó él, situándose frente al líder, mirando cabizbajo al suelo.

Ambos varones se dirigieron hacia la salida de las gradas, dejando atrás a Kaobek-tei, para dirigirse a un lugar más privado. Una vez ya en el despacho privado del Gran Elder, en Palacio, se dispusieron a hablar. Ikaedhth estaba de pie frente al escritorio lleno de papeles que utilizaba el líder del clan, el cual estaba de espaldas a su invitado, mirando por la ventana.

-*De que quería hablar, Gran Elder?*- Preguntó Ikaedhth, algo atemorizado de su respuesta. El anciano se tomó su tiempo para responder.

-*Verás... Ikaedhth, está mañana he estado tomando el té con la hembra ooman...*- Empezó a narrar el mayor. El corazón de Ikaedhth se aceleró, si el Gran Elder había descubierto que la marcó... Estaría perdido. En su mente se formó un caos instantáneo.

-*Ah... Si señor pero, a qué viene ese comentario, si se me permite preguntar?*- Inquirió Ikaedhth, tratando de humedecer su boca, que se había secado a causa de la presión.

-*Pues viene a que... Me imagino que habrás visto el vestido que le regalé a la hembra, no?*- Comentó, interrumpiendo su propio diálogo. Por un instante, un pequeño golpe de odio azotó el corazón de Ikaedhth, por qué el Gran Elder le había regalado una prenda de ropa?-* He de admitir que me pareció adorable cuando lo obtuve, tener algo tan pequeño en mis manos fue, cuanto menos, adorablemente gracioso*- Rio el Gran Elder haciendo memoria, la sangre de Ikaedhth comenzó a hervir.

-*Ciertamente... es gracioso como los oomans son tan pequeños, en especial está hembra*-Comento Ikaedhth tragándose su orgullo para no levantar sospechas.-*Pero retomando el tema de la conversación inicial... De que quería hablar conmigo, Anciano?*

-*Cierto, tengo la mala costumbre de enredarme a hablar... Retomando el tema inicial... Has observado como el vestido que le regalé a la hembra deja a la vista los hombros... Verdad?*- Pregunto el anciano yautja, cambiando el tono de su voz a una más seria y grave que antes, dejando de observar a través de la ventana y enfocando toda su atención en su acompañante. Los ojos rojos fuego del líder eran tan intensos que quemaban no solo los ojos de Ikaedhth, sino también su alma.

-*S-si Gran Anciano, por qué lo comenta?*- Tuvo un ligero tartamudeo al empezar a hablar, pero al parecer el imponente yautja de ojos llameantes no se percató.

-*Verás Ikaedhth, cuando ella abrió el envoltorio del paquete que contenía el vestido... Yo estaba a su lado, para observar de cerca su reacción... Y cuando su cabello se hizo a un lado por el movimiento...*- El mayor hizo una pausa, perfectamente consciente de que, el muchacho al que observaba estaba temblando sin darse cuenta. Espero paciente a que el Joven hablará.

-* Si... Señor?*- Insistió Ikaedhth, sintiendo una agónica presión sobre su ser. Pero que lo causaba? Temor? Vergüenza? Preocupación?

-* Pese a que llevaba uno de esos vestido improvisados con una camisa de yautja... Pude ver claramente la marca... De un mordisco...*- Ya está... Cayó la bomba... Ikaedhth estaba perdido... Su pequeña hembra estaba perdida... No sabía que decisión había tomado el sabio líder del clan... Pero por muy bondadoso que fuera el anciano por naturaleza, eso no le libraría a ninguno de los dos de un terrible castigo. Las manos, ocultas en su espalda, se contrajeron con fuerza a causa de la impotencia.-* Sin embargo... La hembra sostiene que ese mordisco lo sufrió durante la prueba anterior...*- Por un instante una frágil luz de alivio paso por si corazón, pero esa dicha duró muy poco.-* No obstante... Se distinguir perfectamente la mordedura de una criatura salvaje... De la mordedura de un yautja...*- El corazón de Ikaedhth se paró por un momento, expulsando el aire de sus pulmones. El anciano se acercó al muchacho.-* Además... La hembra desprendía un ligero aroma que podría asemejarse al tuyo...*- El interior del muchacho se tambaleaba, no sabía cuanto mas podria mantener el aspecto respetable que tenia siempre antes de caer derrotado.-*Y otra de las razones es que, cuando recibimos a la hembra en el preciso instante que cruzó la meta en la prueba anterior, no rdcuerdo que tuviera ninguna marca en su cuello... A que no?*

Estudiando a un YautjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora