Capítulo 32

546 54 6
                                    

Su mente era un caos tranquilo. Recuerdos fugaces, flashes de la carrera al hospital, memorias felices... Todo eso recorría ahora mismo su mente, haciéndole imposible pensar en otra cosa que no fuera su pequeña y frágil ooman.

Frotaba y frotaba sus manos sin parar... Desesperado de quitar ese color carmesí... Ese tacto viscoso de la muerte... De entre sus dedos. Ahora estaba seguro... No hay cosa más terrible que tener ese fluido resbalando por sus manos. Antes, cuando cazaba otras especies... O incluso algún ooman... Le divertían los riachuelos que se formaban en sus manos y en sus brazos cuando la sangre de sus presas se escurría por ellas. Pero ahora... No era más que la peor de sus pesadillas... Pesadillas que jamás le abandonarían.

-*Ikaedhth...*- Le llamo Padtih, atrayendo la atención del nombrado.-* No te preocupes, Ehn'thui es el mejor medico del pueblo, si es el quien la está tratando estoy seguro que se pondrá bien*- Intento animarlo su amigo, estrechando su hombro mientras continuaba frotando.

-*No se que tanto aprecio le tienes a esa ooman. Pero veo que es mucho. Estoy de acuerdo con él, si ella es fuerte, se recuperará. Estate tranquilo.*- Intento animarlo Hauhro también, pese a que casi no se conocían.

Ikaedhth los miró a través del reflejo del espejo, no había prestado mucha atención pero había escuchado todas y cada una de sus palabras. Les asintió levemente a modo de agradecimiento. Continuó frotando y frotando sus manos, no conseguía dejar de ver ese color carmesí de olor ferrico que manchaba el agua, y aún sus manos.

Padtih lo miraba preocupado, al igual que Hauhro, ambos se acercaron a ver porque su acompañante tardaba tanto en limpiar sus manos. Pero cuando se asomaron lo comprendieron.

-*Ikaedhth*- Le llamo Padtih de nuevo, algo alertado.-* Ikaedhth!!*- Insistió, pero su amigo no reaccionaba. Era como si no pudiese escucharle. Entonces Hauhro tomo la iniciativa, se acercó a el y le agarró las manos con fuerza para evitar que las moviera.

-*Ikaedhth*- Le llamo más seriamente mientras estrechaba sus muñecas con fuerza. El nombrado lo miro vacilante, sin comprender.-*Detente...*

-*Pero... aún no me he limpiado su sangre.*- Respondió con tono neutro, casi inexpresivo.

-*Ikaedhth... Esa sangre no es de ella...*- Le advirtió Padtih, retomando la palabra.-* Es tuya*

Contorsionado, Ikaedhth miró sus manos más atentamente, era cierto... No sabía cómo pero había estado arañando sus manos, hasta el punto en el que empezaron a sangrar. Tras unos segundos de analizarlo todo se zafo del agarre de Hauhro y cogió papel para secarse la sangre reciente y hacer que se detuviera la nueva hemorragia.

-*No te encuentras bien... Necesitas descansar... Por qué no te vas a casa y__

-*NO!!*- Rugió Ikaedhth, sin dejar que Padtih acabara de hablar.-* No puedo irme! No ahora...*-Declaro

-*Pero...

-*He dicho... Que NO...*- Refutó el, acercándose amenazadoramente a su amigo, quien lo miro desconfiado y decepcionado. El suspiró.-*No... No puedo irme ahora... No puedo dejarla aquí... Sola... Después de todo lo que ha luchado durante las pruebas para poder quedarse... Simplemente... No puedo irme...*- Admitió finalmente, suspirando derrotado apoyándose sobre el lavabo.

-*Muy bien, quédate... Pero porque? Por qué no puedes irte? Explícate*- Lo acorraló Padtih, señalando con la cabeza disimuladamente a Hauhro, dándole a entender a su amigo una cosa: "O empiezas a hablar, o voy soltando cosas aquí mismo". Ahora estaba contra la espada y la pared definitivamente, debía empezar a ser sincero de verdad o seguramente su salud mental se vendría abajo.

-*La cuestión es... Que estando en su planeta... La razón por la que estuve tanto tiempo fuera fue...*- Empezó a hablar Ikaedhth, pero las palabras se atragantaron en su boca. Necesito una pausa de unos minutos, y varias miradas amenazadoras por parte de Padtih, pero continuo hablando.-* Me capturaron.*- Soltó directamente, una de las mayores vergüenzas de su raza... Ser "vencido" por una raza inferior.

Estudiando a un YautjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora