Capítulo 25

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Ikaedhth estaba sobre mi, me tenía agarrada de los brazos, notaba parte de su peso que hacia que me costará respirar pero no me hacía daño. Nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración arremeter con la mía.

-Tu no te vas a ninguna parte.- Dijo amenazante con su voz gutural. Ahora mismo ya no estaba enfadada, ni molesta, ni asustada... Estaba, nerviosa y algo avergonzada de tenerlo tan cerca. Note como la sangre se acumulaba en mi cara y el calor me subía, seguramente estaba roja como un tomate.

-Entonces por qué has querido echarme?- Pregunté en un susurro mirando hacia un lado. El aflojó su agarre, haciéndome ver que la rabia se estaba yendo, pero aún mantenía su postura.

-No quería echarte.- Admitió.- No quiero que estés con él por qué no me fío. Hace mucho que no lo veo, puede que tengamos la misma sangre, pero no sé nada de él salvo su reputación. Y no es muy buena.- Explicó.- Además, tu representante soy yo... Y por lo tanto... Aquí eres mía.- Admitió, mirándome a los ojos. Me emociono lo que dijo de ser suya, esa era una idea muy... Rara pero... No me importaría serlo. De la nada un olor dulce como a caramelo inundó la habitación, me adormecí un poco por el olor, pero seguí mirándole a los ojos, decidida.- Haré algo para que recuerdes y todo el mundo sepa que eres mía.- Comentó, el tono en que lo dijo me asustó un poco.

Pero no me dio tiempo a decir nada puesto que de la nada paso su lengua desde mi clavícula hasta mi mejilla, subiendo lentamente por mi cuello. Una oleada de calor y electricidad subió por todo mi cuerpo, que se tenso instintivamente. Estaba por preguntarle a que venía eso pero no me dio tiempo de hacerlo, puesto que aparto la ropa que me cubría el hombro y me mordió lo suficiente como para dejar una marca duradera. Solté un gemido-chillido a causa de la sorpresa. Ikaedhth de golpe se levantó, dejándome tirada en la cama y saliendo de la habitación a toda prisa.

-Que acaba de pasar?!- Exclamé en alto al cabo de unos segundos de quedarme sola en la habitación, Nrak como si nada estaba durmiendo en la otra cama. Fui al baño corriendo para ver qué tipo de marca me había dejado el mordisco de Ikaedhth, y vaya sorpresa me llevé al ver una marca morada y rojiza por igual que ocupaba gran parte de la zona de mi hombro. El mero hecho de recordar lo sucedido era... Satisfactorio por una parte, deseoso por otra, pero también algo extraño. Aún tenía la sensación de como la saliva de Ikaedhth bajaba lentamente por mi cuello, tenía la sensación fantasma de estar apresada bajo su figura.

Sacudí la cabeza bruscamente -Vamos Mai, no seas pervertida, tendrá alguna explicación racional para todo esto... Verdad?- Le dije al reflejo de mi espejo. Volví a sonrojarme por vergüenza y... Felicidad un poco también.

Al volver donde las camas, el olor a caramelo se había desvanecido, entristecida un poco decidí ponerme algo de ropa con la que dormir. Me acosté en la cama, intentando esperar despierta a que Ikaedhth volviera, pero me acabe durmiendo a causa del cansancio.

Narración de Ikaedhth

Tuve que salir corriendo de la habitación, si me hubiera quedado allí habría hecho algo horrible que ella jamás me lo perdonaría. Salí de nuevo al pueblo a caminar para despejarme, mientras pensaba en lo que había sucedido. <<Todo iba bien, todo estaba bien, hasta que nos encontramos con Kaobek-tei en la calle e insistió en charlar con ella, cada vez le tengo más aberración>>.

Que ella me regañase a mí por no ser precisamente educado con el me molestó aún más. <<Acaso ella lo prefería a él antes que a mi?! Acaso el trataría de quitármela?! Nadie la tendrá! Ella es mía y solo mía!>> Le pegue una patada a una roca que había por ahí y la partí en pedacitos. Luego cuando llegamos a la habitación ella insistió en llevarme la contraria y me descontrolé, de hecho, ahora que lo pienso, estuvo llorando un poco. Y aún peor la intenté echar por qué estaba enfadado, y ella se lo tomó en serio y me grito que se marcharía, que me dejaría...

Estudiando a un YautjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora