Capítulo 9

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-Como?! Tenéis aquí mi nave?!- Exclamó Ikaedhth sorprendido.

-Si, la encontramos tras unos días de búsqueda por la zona en la que te capturaron. No fue fácil de encontrar teniendo ese mecanismo de invisibilidad.- Explicó Verio.- Pero he de decirte que no creo que vuele, el quipo técnico ha estado desmantelandola desde que la trajimos aquí, como mucho podrá alzarse unos 10 o 12 metros sobre el suelo.- Explicó asustado de la reacción del predator.

-No importa, eso será suficiente para escapar y ocultarnos. En marcha.- Confirmó levantándose y dirigiéndose a la salida.

El yautja fue el primero en asomarse por la puerta, todo estaba despejado por el momento. Era el momento de avanzar. Continuaron avanzando hasta el final de la planta -4, donde se encontraba el ascensor que los llevaría hasta la planta -5. Iban caminando lentamente para no hacer ruido y ser detectados, más o menos, a mitad del único pasillo existente, al girar a la derecha había otra sala.

Ikaedhth reconoció un olor familiar proveniente de aquella sala y se paro frente a la puerta blindada, atrayendo la atención de Mai y Verio.

-Que ocurre Ikaedhth??- Preguntó Mai preocupada. El yautja se tomó su tiempo para responder su pregunta que, aunque no fue mucho, les pareció un instante eterno a los dos humanos.

-El olor proveniente de esta sala... es el del kainde amedha que estaba cazando en la jungla justo antes de que me capturaran.- Dijo pensativo.- Macho ooman, abre esta puerta, si quieres venir tendrás que ser útil.- Exigió Ikaedhth. Verio balbuceo un poco pero aún así no discutió su orden y abrió la sala.

En cuanto la puerta se desbloqueo se introducieron a toda prisa en la oscura estancia y cerraron rápidamente la puerta. La estancia, como todas las demás, era realmente espaciosa. A pesar de estar en completa oscuridad el doctor Verio conocía el lugar a la perfección, así que fue a una mesa de donde saco unas linternas del primer cajón para poder orientarse. Le dio una a Mai y los dos empezaron a apuntar en todas direcciones, comprobando como las paredes estaban llenas de arañazos y abolladuras entre algunas zonas aparentemente quemadas. Avanzaban poco a poco mientras observaban todo el lugar, Mai, algo aterrada, se acercaba todo lo que podía a Ikaedhth para intentar sentirse más segura. A lo lejos, en el fondo de la sala, vieron unos escritorios llenos de papeles y anotaciones, algunas incluso anotadas en pizarras colgadas de la pared junto a otros más papeles pegados también a su alrededor con celo o cinta aislante. Mai empezó a investigar algunos papeles que parecían importantes mientras Verio parecía buscar algo por los cajones, por su parte, Ikaedhth, escucho un sonido metálico tan sutil que sólo el se percato de su presencia. Siguió el sonido hacia la esquina de la izquierda de donde estaban.

-Verio...- Llamo Mai.- Todo esto son informes de xenomorfos, verdad?- Preguntó, bastante preocupada por su respuesta e incluso algo aterrada. Verio la miró atentamente mientras detenía su búsqueda, pero finalmente asintió.- Vale, entiendo que al investigar los aparatos de Ikaedhth halláis encontrado información sobre ellos pero, esto está demasiado detallado como para haberlo traducido de una base de datos yautja.- Hizo una pausa.- Ikaedhth me contó como acabó aquí, según dice su presa escapó porque el ejército le interrumpió buscando dar caza a esa misma presa.- Siguió atando cabos hasta que dio con la respuesta que no deseaba confirmar pero, debía saberlo.-  Capturasteis al xenomorfo al que Ikaedhth estaba dando caza, verdad?- Preguntó en un susurro, cuando Verio pareció haber encontrado lo que buscaba, una pequeña libreta de color verde llena a rebosar de papeles, la miró y, tras unos segundos asintió. Verio iba a explicarse pero entonces un estruendo metálico los asustó, llamando así su atención.

Ambos doctores corrieron hasta donde se producían aquellos sonidos tan peligrosos, cuando llegaron al origen, la jaula, miraron atónitos como unos barrotes de metal extremadamente gruesos parecían derretidos cuál mantequilla. Mai, asustada, empezó a buscar a Ikaedhth, pero no lo veía por ninguna parte. Empezó a llamarlo, empezando a desesperarse por si algo le había pasado. Pero entonces una criatura muy alta y esquelética la derribó inmobilizandola bajo sus garras. Mai grito aterrada. Aquel bicho negro sin ojos, esquelético, babeante y con una lengua con una boca estaba por comerla. La bestia se relamia mientras acercaba sus afilados dientes a la cara de la chica, quien había empezado a soltar pequeños sollozos. El doctor Verio trato de apartar a la criatura, pero esta lo mando lejos con solo un movimiento de su larga cola. Cuando volvió a dirigir su boca hacia la chica, se acerco aún más para olerla y ella cerro los ojos, esperando su muerte.

Estudiando a un YautjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora