Las semanas pasaron, y todo iba bien en la escuela y con Dee Ann.
Con respecto a la situación en mi casa y sobre mis tíos, se hacía cada vez más confusa, y yo trataba, al mismo tiempo, de librarme de todo, de pasar desapercibida, y estar lo menos posible. ¿Cómo lo iba a lograr? Todavía no lo sé.
-Sólo pasa menos tiempo en tu casa, sal a hacer cosas, no es tan difícil, nena. -dijo Dee Ann, al día siguiente fuera de la escuela.
-No es así de fácil. No tengo a dónde ir. -le expliqué.
-Sí es así de fácil, Win. Hay una fiesta en la casa de una de las de cuarto, ésta noche. La chica va a estar tan pasada de copas que ni nos va a reconocer.
¿Fiesta? ¿Copas? ¿Debería?
Lo que debería hacer es dejar de pensar.
-Está bien, qué más da. Vamos. -le dije, y me crucé de brazos. Dee Ann me miró sorprendida, ya que pensó que iba a rechazar su propuesta, y sonrió.
-Vamos.
