Soy un beta.

Capitulo 8 - Vainilla y flores de primavera.

Una semana después Jiang Cheng estaba en el aeropuerto esperando a sus padres, la primera en salir fue su hermana que lo abrazó, probablemente su aroma a lotos y jazmín era el único que toleraba en una omega, ella lo tranquilizaba desde que era niño, además solía arrullarlo y cantarle para dormir – te extrañe.

-    Yo también te extrañe, ¿no trajiste a tu pavo?

-    Tenía planes – dijo con una sonrisa – ¿estas bien? Te ves algo ojeroso.

-    Estoy bien, solo he tenido demasiado trabajo.

Su padre y su madre se acercaron y lo abrazaron, el no les dijo nada solo los miro con el ceño fruncido, lo que enfado a su madre – podrías fingir que te alegra vernos.

-    No me gusta ser hipócrita – dijo haciéndola enfadarse aún más, tomó la mano de su hermana y su maleta – hay un lugar increíble de waffles deberíamos ir a desayunar primero.

Sus padres solo los siguieron a cierta distancia – ¿no vas a decirle nada? – dijo Madam Yu mirando a su esposo.

-    ¿Para que nos odie más? No gracias.

-    El no nos odia, solo hace berrinche.

-    Si Jiang Cheng no tuviera tan buen control sobre su alfa me preocuparía que nos matara mientras dormimos – escucho a su hijo reírse, su oído era demasiado agudo.

*****

Fueron a desayunar y después los dejó descansar del viaje, estaba en su habitación cuando tocaron su puerta, era su hermana lo sabía, podía olerla aunque la puerta estuviera cerrada – adelante.

Ella entró con su maleta pequeña – te traje un regalo – Jiang Cheng levantó la ceja curioso – ¡pijamas nuevas! – dijo con una enorme sonrisa.

-    Estoy seguro que tengo pijamas - dijo con el ceño fruncido.

-    Si, pero no cómo estás – saco una bolsa grande de plástico con cierre hermético, eran 3 una azul marino, una negra y una violeta.

Jiang Cheng abrió una de las bolsas y acercó su nariz a la ropa – hiciste que Weiying las usara.

-    Si y también las empaco el para que no tuvieran mi olor, lo tuve usando esas pijamas todo el mes aunque le dije que no te dijera, también te envío esto – su hermana saco una almohada dentro de una bolsa plástica, era la que Weiying solía abrazar en su cama durante las videollamadas – dice que la quiere de regreso cuando vuelvas y que le envíes la ropa que te robaste la última vez que vino.

-    Gracias A-Li– dijo sonriéndole a su hermana.

-    Nada de Gracias vas a tener que comprarme ropa aquí, llene una de mis maletas con ropa para ti.

El se rio, ¿hace cuanto que no se reía? – te compraré lo que tú quieras, apenas si gasto estando aquí.

-    Es por que te la pasas encerrado – agarro sus cachetes como hacía cuando eran niños - iré a dormir un rato.

Después de que su hermana salió se aferró a la pijama negra la primera que había abierto, Weiying durmió usándola tenía ese aroma delicioso como a vainilla, como a flores de primavera, no sabía como describirlo nadie olía como Weiying.

Se acosto en la cama abrazando la camisa y en algún momento se quedó dormido, no había dormido bien en días, una omega entró en celo en su escuela y el casi vomita por el olor de la chica y de los alfas que elevaron sus feromonas y que había tenido que detener para que no le hicieran daño.

Soñó con Weiying, con el día en que lo vio por primera vez, tenían unos 5 años, el estaba revisando uno de sus libros, su madre quería que aprendiera a leer antes que los demás niños, vio el camión de mudanzas en la hermosa mansión que estaba cerca de la suya, el terreno era enorme y su jardín era más una extensión de bosque que otra cosa, vio una mancha roja a lo lejos, salió por la ventana, saltó al árbol y se escabulló a la otra casa, camino entre los árboles y vio a ese hermoso niño de ojos grises y cabello negro en una trenza con un listón rojo entrelazado, sus facciones eran tan finas, usaba una sudadera larga con capucha como una caperuza, un short de color negro, medias grises gruesas y botas, le dio una enorme sonrisa.