Capitulo 15

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Aiden

Tiene que ser una maldita broma.

— Kira.— Repito el nombre en voz baja odiando como sale de mi boca, es como una melodía, una que todo el mundo ama, pero que yo he llevado tantos años repudiando.

Esta chica que apenas y conozco lleva el mismo nombre de la persona que he odiado toda mi vida.  Puede que sea una coincidencia, una muy jodida.  Me prometí nunca mencionar ese nombre en voz alta hasta que viera a la princesa bajo tierra y parte de mi venganza realizada. Kira Kelmore la hija del hombre que me arrebató a la mujer más importante en mi vida.  
Soy segado por la ira y el odio, siento como el calor me recorre cada parte del cuerpo, me hierve la sangre solo de recordar a quién le pertenece ese nombre y los recuerdos de la peor maldita noche de mi vida no tardan en atormentarme. 

"Fuerte y valiente" ..."cuida de ella" ..." Ojitos míos"...  El recuerdo de la voz de mi madre amenaza con hacerme perder la calma. < no es ella, esta es una chica común, no hay manera de que sea la princesa.> Me repito conteniendo el impulso e instinto de poner mis manos sobre su cuello. Mi respiración y latidos del corazón se alteran. Me levanto rápidamente evitando el contacto visual con la chica y cierro los ojos en un intento de aclarar mi mente.  Mi ritmo cardiaco no se normaliza y el sudor empieza a caer por mi frente.

— ¿Te encuentras bien?. — una voz lejana me persigue mientras empiezo a caminar sin rumbo, necesito aire. No puedo respirar. <mátala ahora>.

El recuerdo de mi yo de 5 años viene a mi mente involuntariamente y de repente vuelvo a ser el pequeño que vio morir a su madre frente a él sin poder hacer nada al respecto.

Mis pequeñas manos están manchadas con la sangre de mama, sus gritos de dolor son aterradores y resuenan por toda la oscura habitación, su estómago sangra, la sangre escurre por sus piernas, ella protege con sus manos su hinchado vientre y sus ojos verdes están llenos de terror mientras me mira con todo el amor del mundo. Toma el pequeño cuchillo de su pierna, es la única arma que lleva siempre atado a su muslo.

—Cierra los ojos, no veas corazón. — Me ruega con lágrimas cayendo por sus mejillas.  Las llamas se extienden rápidamente por nuestra nueva casa, me arden los ojos por el humo esparciéndose rápidamente, pero aun a si soy capas de ver cómo mama hace el más grande y último sacrificio por su familia.

Niego con la cabeza lentamente tratando de tomar aire y enviar ese oscuro recuerdo hasta el fondo, pero no importa cuantos intente olvidarlo el recuerdo, siempre está ahí, en mis sueños, pensamientos e incluso cuando veo a mi hermana pequeña. Lia.

—Aiden me escuchas.— El eco del sonido es abrumador, ya que empiezo a sentir que me ahogo, mis pulmones parecen comprimidos.

Enfoco la mirada al frente, pero todo a mi alrededor se ve borroso, sigo caminando, desorientado pero soy detenido. Alguien me toma del brazo, cierro los ojos nuevamente y lo único que veo es rojo.  Sangre.  Solo siento como unas manos cálidas me toman del rostro con delicadeza. Abro los ojos y me encuentro con esa dulce y brillante mirada que se ha negado a salir de mi mente en los últimos días.

— Respira, toma mi mano y respira.— me ofrece su mano, la tomo sin dudar, su calidez abraza mis frías manos al instante y siento que en ese momento podría ser consumido.   

Inhalo y exhalo normalizando mi respiración y ritmo cardiaco, ella me regala una sonrisa mientras me sostiene y aun con moretones en la cara su belleza es exquisita. No sé que le paso, pero algo o alguien le provocaron esos moretones, y el solo echo de pensarlo me provoca una ola de ira por todo el cuerpo. ¡Que me pasa! Estuve a punto de perder el control apenas hace un momento por solo haber escuchado su nombre y ahora me preocupo por lo que le pasa.

Princesa de CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora