Capítulo 37

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A Cordelia le encantaba San Valentín, era la época perfecta para ver alguna película romántica y las estaciones de radio pasaban baldas o a Frank Sinatra en ese día.

Pero, quien tuvo la errónea idea de decorar el Gran Comedor con motivos de San Valentín, debería ser internado en un psiquiátrico.

Las paredes estaban cubiertas de flores grandes de un rosa chillón. Y, aún peor, del techo de color azul pálido caían confetis en forma de corazones. Cordelia se sentó junto a su amigas en la mesa de Slytherin confundida.

Mientras en su mesa mantenían un acara neutral, Eowyn tenia expresión de horror y asco en su cara.

—Okey, desde hoy me declaro el Grinch de San Valentín— dijo Eowyn quitando un confeti de corazón de su cabello.

—¿A quien se le ocurrió tan abominable idea?— se cuestionó Heir Malfoy con expresión de fastidio.

Theo señaló la mesa de los profesores. Lockhart, que llevaba una túnica de un vivo color rosa que combinaba con la decoración, reclamaba silencio con las manos. Los profesores que tenía a ambos lados lo miraban estupefactos. Desde su asiento, Cordelia pudo ver a la profesora McGonagall con un tic en la mejilla. El profesor Snape tenia una expresión de repulsión en todo su rostro.

—¡Feliz día de San Valentín! —gritó Lockhart—. ¡Y quiero también dar las gracias a las cuarenta y seis personas que me han enviado tarjetas! Sí, me he tomado la libertad de preparar esta pequeña sorpresa para todos vosotros... ¡y no acaba aquí la cosa!

Lockhart dio una palmada, y por la puerta del vestíbulo entraron una docena de enanos de aspecto hosco. Pero no enanos así, tal cual; Lockhart les había puesto alas doradas y además llevaban arpas.

—¡Mis amorosos cupidos portadores de tarjetas! —son—rió Lockhart—. ¡Durante todo el día de hoy recorrerán el colegio ofreciendo felicitaciones de San Valentín! ¡Y la diversión no acaba aquí! Estoy seguro de que mis colegas querrán compartir el espíritu de este día. ¿Por qué no le piden al profesor Snape que les enseñe a preparar un filtro amoroso? ¡Aunque el profesor Flitwick, el muy pícaro, sabe más sobre encantamientos de ese tipo que ningún otro mago que haya conocido!

—Si una cosas se acerca, lo hechizare— dijo Pansy molesta.

—Yo le daré una patada— concordó Eowyn

—¿Saben qué?— dijo Cordelia— Iré por la Capa de mi padre y me ocultare todo el día. Que vergüenza recibir algo así. Una prefiere un detalle sencillo.

—Creo que hoy es el día libre de mis padres— comentó Hermione sonriendo— Así que es probable que vayan a cenar al Ritz.

—¿Al Ritz?— preguntó Cordelia emocionada. Sabia que era uno de los restaurantes más elegantes de todo Londres.

—A veces van tres veces año— contestó Hermione— Para San Valentín, para su aniversario de novios y su aniversario de bodas. De hecho papá le propuso matrimonio a mi mamá un San Valentín allá.

—Que romántico— dijo Eowyn y Daphne a la par.

Luego del desayuno, las clases fueron normales. Entre clases podía ver a los enanos cupidos interrumpir clase, pero para suerte, ninguno era para ella.

Aunque si hubo un detalle que la hizo sonrojar hasta el cuello. En las sala común la estaba esperando un ramo de rosas blancas y lilas decorándolas en un florero de cristal

Al principio pensó que era para una chica de curso superior, pero cuando leyó su nombre, una sonrisa boba se escapó de ella. Estaba sin firma pero había una hermosas lineas.

Una perfecta señorita [VOL. I] [Theo Nott]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora