16

2 0 0
                                    

Escucho una dulce canción sonar, pero cada vez se vuelve más fuerte, hasta que despierto completamente y me doy cuenta de que es mi teléfono el que suena, lo tomo aún medio dormida y contesto.

-Por favor dime que ya estás de camino.

- ¿Quién habla?

-Catalina, soy Catrina, en veinte minutos llegará el profesor, dijiste que estarías aquí temprano, ¿dónde te metiste?

Me siento en un solo movimiento y despierto por completo, se supone que yo sería la primera en exponer, ¡me quede dormida! Esto es malo, esto está muy mal.

–Me quedé dormida, por favor entretén al profe lo más posible, tengo que cambiarme y salgo para allá. Me levanto lo más rápido que puedo de la cama y empiezo a buscar todo lo que necesitaré con el teléfono aun pegado al oído.

-Mandaré a Cástor por ti, llega en siete minutos, espero que estés lista.

Asiento, aunque que no puede verme y al mismo tiempo encuentro la blusa que buscaba. -Sin problema.

Cuelgo y dejo el teléfono en la cama, corro al baño, me lavo la cara y me cambio en menos de tres minutos, pongo dentro de mi mochila todo lo que voy a necesitar y la dejo en la sala. Reviso nuevamente por si no falta nada y cuando he comprobado que no, corro a buscar un cepillo para intentar calmar un poco mi cabello, no logro mucho antes de escuchar como tocan a la puerta.

-Buenos días, corderito.

-Buen día, ¿nos vamos?

- ¿No te falta nada?

-No, creo que no. Tomo la mochila, salgo de casa y cierro tras de mí, justo cuando vamos saliendo Elian da vuelta en la esquina y me ve con cara extrañada, fija su vista en Cástor, quien a su vez me voltea a ver a mí, no es momento para dramas, vamos a llegar muy tarde si esto se complica. –Sube se nos hará tarde. Volteo hacia mi hermano y sonrío. –Compañero de la escuela, se nos hace tarde, te veo luego.

Le lanzo un beso a mi hermano y subo al carro sin pensar mucho, Cástor enciende el auto y avanza sin más. –Toma. Estira hacia mí una botella de yogurt bebible. –Supongo que no desayunaste ¿verdad?

Tomo la botella de su mano y sonrío. –Gracias.

-No hay de que, por cierto, luego que terminen las presentaciones de hoy me gustaría hablar contigo.

Se ve serio y concentrado en la carretera y enserio debería estarlo, solo había visto a una persona antes de él manejar de tal modo y ese es mi hermano, ambos están igual de locos, sé que es una ciudad y aquí todo el mundo va de prisa, pero esto es otro nivel.

– ¿Sé podrá?

Termino con el sorbo que le estaba dando a mi yogurt y subo y bajo la cabeza como respuesta. –Claro. Sonríe levemente y estaciona el auto viendo el reloj con orgullo.

-Es mi mejor tiempo. Voltea hacia mí, guiña un ojo y baja, lo sigo luego de tomar mi mochila y corremos para llegar al salón a tiempo, no pasan más de diez minutos cuando el profesor entra.

Expongo como estaba planeado, pero no puedo salir hasta que todos hayan terminado y pasa una hora antes de eso, hora en la que entre apuntes y otras cosas, me dedico principalmente a garabatear en mi cuaderno uno que otro bosquejo de futuras obras.

-Anda ¿entonces también le gusta dibujar? Que corderito tan curioso.

Giro para ver a Cástor con la vista fija en mis garabatos. – ¿No te parece mal educado ver los trabajos de otros sin su consentimiento?

-No. Sonríe de medio lado y luego se sienta en el lugar contiguo al mío. – ¿Ya podemos hablar?

- ¿Aquí?

Sin Duda AlgunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora