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-Ya te había dicho que eres hermosa.

Sonrío y muevo la cabeza de lado a lado un par de veces. -No seas mentiroso Samuel.

-Yo no digo mentiras. Toma mi mano y la acerca a su boca para besarla. -Es la verdad te guste o no.

Seguimos esperando que la chica que nos atendió regrese con nuestra orden y mientras tanto, sigo esperando el mejor momento para entregarle la cajita a Samuel, pero cada vez que lo intento algo pasa y me interrumpen. Respiro profundo y lo veo por unos segundos.

-Samuel...

Veo como se concentra y espera para que continúe, pero en lugar de eso, tomo su mano y pongo la pequeña caja en ella, cierro sus dedos alrededor y me pongo en pie. -Necesito tomar un poco de aire.

Su rostro cambia drásticamente, dejando confusión, tristeza y algo más que no puedo definir a su paso. Lo suelto y camino hacia afuera, deteniéndome cuando estoy a unos metros del local, para ver hacia el cielo, respiro profundo y bajo la cabeza unos segundos.

Saco el pequeño murciélago que cuelga de mi cuello y lo veo brillar de manera espectacular a la luz de la luna, lo dejo caer sobre mi pecho y doy la vuelta para volver dentro, pero justo en ese momento veo a Samuel salir del local y caminar directo hacia mí, luce diferente pero no sabría describirlo en realidad.

En pocos segundos termina con la distancia entre nosotros y pega sus labios a los míos cubriendo mi cara con sus manos. Sé que esta sensación ya la había experimentado antes, pero esta vez no me quedo paralizada, sino que rodeo su cuello con mis manos y lo acerco un poco más a mí.

Luego de sinceramente no sé qué tanto tiempo se aleja lentamente, pero no me suelta. -No vuelvas a asustarme así nunca más.

Sonrío y tomo su cara para acercarlo un poco a mí y verlo directamente a los ojos. - ¿Me disculpas?

- ¿Cómo se supone que te niegue cualquier cosa si me tienes así?

-Entonces no lo hagas. Termino con la distancia entre nosotros y le doy un rápido beso en los labios. -Discúlpame y ya.

-Es injusto que mi novia me manipule de esta forma.

Un escalofrío me recorre completa al escuchar la palabra novia y sonrío ampliamente ante eso. Bajo la mirada un poco y me topo con el cuarzo que había dentro de la caja colgado al cuello de Samuel. -Así que leíste mi nota después de todo.

Siento como su rostro se estira un poco por la sonrisa que ha empezado a crecer y con una de sus manos toma el murciélago que cuelga de mi cuello. -Y tú has leído la mía.

Suelta el dije y levanta mi cara sujetando mi mentón, me observa unos segundos y sonríe dulcemente. -Y no pienso dejarte ir.

Suelto su cara y lo abrazo recargándome en su pecho. -No quiero ir a ningún lado.  

Sin Duda AlgunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora