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Luego de la plática con Cástor todo parece ser más ligero y cómodo, claro que, de todas formas, no lo veré hasta regresar de vacaciones, pero creo que para cuando vuelva a clases todo será muy diferente.

Con Cástor ya está todo aclarado, solo hace falta hablar con Teo, porque las palabras que Cástor dijo estaban completamente cargadas de verdad y eran exactamente lo mismo que yo estuve pensando hace poco.

No pude ver a Teo ayer por la tarde, pero espero encontrármelo hoy, entre más pronto termine con esto será mejor para todos, respiro profundo y me veo una última vez en el espejo para comprobar que todo esté en orden, tomo mis llaves y salgo de casa, se siente lindo solo asistir a una escuela después de todo.

Son las tres y treinta cuando llego a U.L.A. y me detengo justo antes de bajar a las canchas deportivas para llegar a mi facultad, que sensación más extraña, giro sobre mi eje para observar mi alrededor, pero no hay nada fuera de lo normal, camino unos metros, la sensación sigue, volteo a todos lados, pero sigue sin haber nadie ahí, ¿por qué estoy sintiendo esto? Me aseguro de que no vengan carros para cruzar la calle y como está libre empiezo a caminar, escucho una bocina y unos gritos, giro hacia la voz que dice mi nombre, pero un par de brazos me tienen rodeada, un auto frena en seco y se detiene a corta distancia, del carro baja una chica y se acerca hacia donde estoy, parece furiosa y no me quita la vista de encima, sigo sin saber que pasa, sumado a que no puedo moverme, siento como los brazos que me rodean bajan y se pasan por mi cintura, tirando de mi hasta que prácticamente estoy recarga en el pecho del portador, intento zafarme, pero su agarre se vuelve más fuerte.

–Por favor sígueme el juego, te prometo que después de esto me alejaré y no volveré a molestarte nunca más si tú me lo pides.

¿Cástor? Se escucha extraño, ¿qué está pasando? Pongo mis manos en las suyas para quitarlo, pero de manera muy hábil logra tomarlas y las entrelaza para que parezca que yo también lo estoy abrazando.

- ¿Qué estás haciendo?

-Te lo suplico, confía en mí y desapareceré si así lo quieres, prometo no volver a pedirte nada, por nuestra amistad, solo ayúdame esta única vez.

Suena desesperado y preocupado, esto tiene que ser una completa locura, hace unas semanas lo hubiera dejado tirado sin pensármelo, pero realmente ahora lo considero un amigo, no puede ser cierto, ¿cómo llegue a esto? Si tan solo fuese el mismo Cástor de hace dos meses mandarlo a volar sería muy fácil, su voz choca con el cabello que cubre mi oído y me hace cosquillas, ante lo que una pequeña risa sale de mi garganta.

-Te lo agradezco, prometo compensarte.

-Donde te pases de la línea te lo haré pagar. Aun cuando mi voz suena muy feliz las palabras son solo audibles para él y sé que percibe la amenaza en mis notas.

Me abraza más fuerte y esconde un poco su cara en mi cabello. -Nada más allá de esto corderito.

Siento cierta satisfacción en sus palabras, especialmente en la última, y ahí está el viejo Cástor de nuevo.

- ¿Es en serio? ¿Por esto me cambias?

La chica me señala completa con la palma de la mano y hace cara de asco al mismo tiempo, levanto la cara y la veo fijamente, es alta, de cabello negro y tez pálida, con mucho maquillaje que sinceramente le arruina el tocado, pues parece ser una persona bella sin tener que adornarse tanto, pero el minivestido y los tacones que usa en este momento la hacen ver un tanto vulgar.

- ¿Disculpa?

El tono de mi voz suena confundido, ofendido y esperando una explicación.

-Tú no te metas estorbo, estoy hablando con él. La chica se limita a verme como si fuera un cero a la izquierda y se centra en Cástor.

Sin Duda AlgunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora