5. Calidez.

417 70 21
                                    


— Puedes quedarte a cenar con nosotros, Aegon. Insisto—habló Rhaenyra. Ambos estaban solos en el coche, pues Jace conducía el propio en dirección a su casa.

Dos pisos, fachada americana y un enorme sótano que era la habitación/laboratorio de Jacaerys. Aún estaba en proceso de aislar completamente uno de los rincones, pero tardaría tal vez un par de semanas en continuar. Si bien su estudio era a distancia, cada viernes iba a la universidad para realizar las clases presenciales, entregar proyectos y practicar. La razón del porqué estudiaba así es que se ganó una beca por sus perfectas notas, ahora estaba cursando dos años en uno por su “condición especial”. Aparentemente, Jace era un chaval promedio, el típico que hacía tik toks y tenía unos cuantos miles de seguidores por ser guapo y hacer algo de gracia, el que había tenido dos novias en toda su vida y que trataba bien a los demás. Un chaval normal.

En el piso de abajo, cocina salón y comedor, todas estas con muebles bastante modernos, siendo la casa en tonos blancos, grises, negros y tojos. En el piso de arriba, el cuarto de Lucerys, el cuarto de Rhaenyra y su perro Syrax y el de Joffrey.

Cuando Aegon vio el tremendo jardín suspiró. Realmente ellos vivían en un piso de treinta metros cuadrados y aquí estaba Syrax, con su propia cama cuando Aemond y él tenían que compartir una.

Se sintió enfadado, pero lo escondió todo. La timidez le pudo cuando bajó y la atención se vio volcada sobre él. Eran todos amables, inclusive su sobrino Joffrey, el cual bautizó como su sobrino favorito cuando le invitó a jugar a la play.

—¿Me ayudas a preparar la comida, Luke? —cuestionó Rhaenyra.

—Vooy.

Mientras Aegon y Joffrey jugaban, Jace miró desde la puerta como se iban conociendo poco a poco, riendo y hablando sobre el juego. Mario Kart… Realmente pareciera que Aegon tenía la misma edad que su hermano, pero se le hacía tierno.

—¿Puedo? —cuestionó llamando a la puerta varias veces.

—¡No! Es mi tiempo con mi tío. ¡Fuera! —Joffrey miró de forma asesina a Jace.

—Pero es mi tío también, enano. Me merezco un poco de tiempo con él.

El pecho del rubio estaba lleno de una especie de orgullo. Su ego se había subido al nivel del techo, viendo con una sonrisa la pantalla mientras se peleaban por él. Finalmente Jace se sentó en la cama y les estuvo mirando sin decir nada, aunque su hermano fue benévolo y cuando fue al baño, le dio el mando diciéndole que terminase la carrera por él, que era urgente.

Mirada de tío sobre su sobrino, se distrajo por un segundo chocando contra un coche y atrasándose. Quería preguntarle cosas, pero le daba algo de vergüenza.

—¿Sabes conducir? —fue el castaño el que preguntó interrumpiendo el silencio.

—Ah sí. Pero no tengo coche. El último que tuve se me rompió a cachos al final—se echó a reír. Se acuerda del accidente que tuvo hace medio año y como casi se muere.

—¿Y eso?

—Nada que me choqué contra un árbol y me abrí un poco el cráneo.

Jace le miró entre sorprendido y preocupado, buscando instintívamente alguna cicatriz.

—Ah no, si es lo que buscas… Aquí—se aproximó al menor y agachó para que viese en su coronilla la cicatriz. Pintaba feo. —Por poco me mato.

—¿Y cómo sucedió? —Jace de nuevo se centró en el juego, aunque ambos iban mal porque estaban distraídos.

—Es…cosas de mayores—no le iba a decir que iba fumado conduciendo, no quería que le echasen tan pronto de esta casa.

POLVO VALYRIO (LUCEMOND + JAEGON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora