25. Encuentro. 🔞

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Este capítulo es completamente erótico, no tiene ningún aporte a la trama así que no es obligatorio leerlo.

Lucerys x Aemond, vers.






Ver a Aemond desnudarse frente a él debía ser el espectáculo más llamativo que vio jamás. Su camisa cayendo al suelo dejando visible su marcado abdomen, sus brazos fuertes. Tenía los pezones duros, su pecho subía y bajaba con rapidez por las ganas que tenía. Su aroma era embriagante, mezcla de tabaco, sudor y perfume que hacía a Lucerys ronronear encima de aquella cama, quitándose los pantalones sin capacidad de apartar la vista de él.

El cinturón quitándose se escuchó, ese sonido del cuero contra el vaquero y la tensión del mismo cuando lo extendió en sus brazos.

El suspiro de Lucerys fue audible, tragó saliva y se quitó el jersey, para que cuando quiso darse cuenta, Aemond estuviera ya sin pantalones.

Un boxer ajustado y negro, el elástico del mismo contra su cadera y los huesos en forma de V marcados. Siguió ambas líneas hacia su paquete, abultado, notable perfectamente su forma grande de lado, aunque poco duró así pues cuanto más endurecía más se alzaba hacia arriba, hinchada y grande.

Lucerys se relamió los labios, quitó esa estúpida camiseta de su grupo favorito y se privó de los pantalones quedando también solamente en boxers.

Abrió sus piernas y se tiro sobre la cama, moviendo las caderas de un lado a otro, totalmente necesitado y desesperado. Su mano buscaba un condón de la mesilla de noche que había y es que de pronto sintió los labios ajenos contra su pierna derecha.

Iba subiendo en forma de besos y lamidas, lentamente dedicando su tiempo justo su tersa piel, dejando marcas al succionar. Se entretuvo más sobre todo en sus muslos internos, esponjosos y tan dados para morder que Aemond no dudó en hacerlo.

Sus finos labios alrededor de esas porciones de piel, tiraba y lo marcaba mientras su nariz intencionalmente rozaba sus testículos. Y no dudó en prestarle alguna atención a ellos también. Su boca se abrió haciendo el ademán de meterse una dentro, pero lo único que hizo realmente fue dejar salir saliva que estremeció a Lucerys.

Sus pies nerviosos sobre el colchón, alzaba a veces su pelvis hacia arriba y arqueaba la espalda. La punta de su pene se asomaba por esos boxers ligeramente bajados.

Pero Aemond no paró, dispuesto a probar cada rincón de su cuerpo, ahora besaba y mordis su abdomen, lo labia y dejaba marcas como si se lo fuera a comer.

Y se perdió a si mismo cuando sus belfos apretaron el pezón derecho ajeno, su mano mientras tanto subiendo desde su muslo, pasando por su paquete y apretando la zona para a continuación moverse hacia arriba, agarrando con pulgar e índice su pezón libre y empezando a jugar con él.

— Ah…—un gemido por parte de Lucerys, buscó rozarse contra el contrario con desesperación, sus labios rojos de tanto morderlos.

Llegar a su cuello fue una auténtica delicia. Besaba con lengua la zona, tanto círculos como lamidas directas. Lucerys olía bien, sabía que a propósito se había puesto aquel perfume de Dior.

La mano libre de Aemond bajó nuevamente ahora hacia abajo, palpaando hasta llegar a su glande que estaba fuera, un hilo cayendo de la punta de este a causa de la excitación. La sacó entera y comenzó a bombear con lentitud de abajo arriba, sonriendo con suficiencia por la expresión de placer de Lucerys, quién parecía derretirse en medio de incontables gemidos.

— ¿Sabes cómo deseo hacerte mío…? —La ronca voz de Aemond ponía poner a cualquiera en alerta.

— Es tu momento de demostrarlo… joder…—Lucerys gimió nuevamente totalmente embelesado.

POLVO VALYRIO (LUCEMOND + JAEGON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora